jue. Mar 28th, 2024

El beso del diablo

Por: Francisco J. Peña Medina

Él “Diablo” tomó con desgano el teléfono que le acercó uno de sus asistentes. La llamada venía a interrumpir un momento de solaz esparcimiento en una tarde de intenso verano, que disfrutaba plácidamente en su rancho, en tertulia de amigos y acompañado de hermosas mujeres, ríos de cerveza, whisky y otras sustancias para elevar el espíritu.

El apodo del “Diablo” corresponde a Edgar Veytia entonces Fiscal General de Nayarit y el autor del telefonazo “inoportuno”, era nada menos que Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, quien en ese preciso instante, un domingo 2 de junio del 2015, celebraba eufórico desde Nuevo León su triunfo arrollador en las urnas y la instalación en el calendario de la historia, del primer gobierno independiente en México.

“Gracias gobernador felicidades échale ganas…”, se despidió Veytia no sin antes rechazar la oferta del flamante mandatario nuevoleonés, de convertirlo en Procurador de Justicia del Estado norteño, durante el nuevo gobierno.

La escena me la reveló tal cual, un testigo presencial , amigo y ex compañero de estudios del ahora ex funcionario nayarita, arrestado por nexos con el narcotráfico y recluido en una cárcel del condado de Brooklyn en Nueva York.

“Yo estaba ahí cabron, cuando el pinche Bronco lo llamó para ofrecerle la Procuraduría de Justicia de Nuevo León y el gordo (Veytia) lo mandó a la chingada”, me comentó hace días mi informante vía telefónica.

No estaba dispuesto el Diablo Veytia a dejar la zona de confort, que le ofrecía una vida de poder absoluto y de riqueza, bajo el rostro oscuro que escondía una galería de terror de asesinatos, desapariciones, despojos, secuestros, extorsiones, encarcelamientos injustificados y vínculos con el narco.

El ofrecimiento del Bronco, presuntamente sería para pagar favores por los casi 4 mil millones de pesos, según fuentes de inteligencia, que Veytia envío para apoyar la campaña electoral del ahora gobernante independiente.

Esta versión echa por tierra el argumento recurrente de Rodríguez Calderón, de que el apoyo a su triunfo provino de un pool de empresarios encabezados por el presidente de FEMSA, José Antonio Fernandez Carbajal coincidentemente conocido también con el mote de “El Diablo”.

De hecho, expresa el periodista Ramón Alberto Garza que una de las frases post electorales era aquella de que El Bronco ganó porque encomendó su alma a “El Diablo” y bajo esa mitología cabalgó la leyenda de su sorprendente victoria.

La frase quizás era acertada. Si había un “Diablo” apoyando al “candidato independiente” convertido en gobernador, pero se trataba de otro, este sí un verdadero “Diablo”.

Lo cierto es que la ruta del dinero de la generosidad nayarita fue rastreada por “una jauría de sabuesos del fisco federal” y su origen se ubica en una institución bancaria que opera en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

No es absurdo entonces deducir, que tarde o temprano se destapará la cloaca y salpicará al hoy impopular gobernador independiente sacudido por el torbellino del repudio y el descrédito público.

Fue el ex gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda, para variar, acusado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de estar involucrado con el Cartel de Jalisco Nueva Generación, el que presentó al Bronco y al Diablo. Este último, sirvió de “correo” para hacer llegar el flujo de recursos multimillonarios de dudosa procedencia a la campaña independiente.

Han transcurrido ya cuatro años de impunidad y al parecer las cosas se le complican al ex priísta. Los cadáveres que escondió por mucho tiempo en el closet están por resucitar y empezarán a perseguirlo. Su futuro se torna incierto.

La desmedida ambición de poder político y de riqueza acabó por vencer al Bronco y dócil, se dejó seducir por el beso del Diablo y a punto está de sufrir su propio infierno.

pacoprensa20@gmail.com

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