Por Salvador Hernández LANDEROS
¿Tendrán razón los malquerientes del gobernador al decir que su buena suerte se le acabó? Que nada le sale bien y que anda mal y de malas.
Ellos hacen cuentas, suman y restan los días del sexenio del que sólo le quedan 13 meses de administración a partir de este próximo fin de semana.
Recuerdan que hace 10 años nos llegó el huracán “Alex”. Causó severos daños y el gobierno federal, junto con la IP, aportaron recursos financieros a NL.
En el 2010, la buena suerte favoreció, no sólo políticamente, a Rodrigo Medina de la Cruz, quien no tenía ni siquiera un año como gobernador del Estado.
Esa buena suerte, don Lorenzo Zambrano y la IP, también apoyaron a Rodrigo con la creación de Fuerza Civil y dejó avanzada la línea tres de El Metro.
Rodrigo se fue, Jaime Rodríguez Calderón llegó y sacó del despacho un sillón, como símbolo de corrupción. Por eso prometió encarcelar a su antecesor.
La buena suerte le sonrió a “El Bronco”. Dos años después se le volteó, todo por su aspiración de ser presidente de México. Eso le restó miles de seguidores.
Para su mala suerte, llegó a presidente el candidato que ninguneó y tildó de “guevón y mantenido”. “Y me hago responsable de lo que digo”, dijo.
Ni el gobierno federal ni la IP le han ofrecido su apoyo como a Rodrigo. No ha tenido la misma buena suerte para poner en servicio la línea tres del Metro.
La mala suerte le siguió con el Covid-19 que ha desgastado su administración y como remache, el huracán Hanna, vino a causar daños y él sin dinero.
Pero su peor mala suerte, dicen esos malquerientes, el final del sexenio para “El Bronco” y sus funcionarios, es que será muy escaso “El Año de Hidalgo”.