vie. Abr 19th, 2024

Clara Villarreal

Dos historias y una lección en el camino. Aclaración: Aunque la historia es real, he decidido cambiar los nombres de los protagonistas, para cuidar su privacidad. Karina y Mario se conocieron siendo muy jóvenes, tenían 18 años cuando empezaron una relación. Estuvieron saliendo de manera estable durante 3 años, pero llegó un momento en el que Karina le dejó claro que no le interesaba casarse, pues sentía que no era su momento, que aún quería realizar otras actividades y que, por ahora, el matrimonio no estaba en sus planes. Pero todos sabemos cómo es la vida, y Karina y Mario coincidieron en el camino 20 años después. Un día, Karina recibe una llamada en su oficina; para su sorpresa se trataba de Mario, quien la invitaba a una comida “de negocios”. Ella accede movida un poco por la nostalgia, pero también por la curiosidad. Durante la sobremesa, se da cuenta de que aquello no era realmente una conversación de negocios, sino guiños muy claros que le insinuaban retomar aquello que habían dejado en la juventud. Nadie se siente mal con un poco de atención y coqueteo, entonces Karina y Mario tuvieron algunas citas más. Sin embargo, una noche después de pasar una velada maravillosa en un restaurante de moda, cuando Mario está acompañando a Karina hasta su coche, le hace un “cumplido”: “Oye, estás guapísima, eres una mujer realmente atractiva, te aseguro que si bajas 4 kilos más te verías espectacular”. Karina se sintió confundida, no supo cómo responder al supuesto “piropo” que, francamente, no la había halagado en lo absoluto. Llegaron al vehículo de Karina y él ahora dice: “¡Tu coche está increíble!, es deportivo, moderno… es un modelo de lujo… ¡lástima que lo traigas tan sucio!”. Karina conduce rumbo a su casa, y su cabeza no da crédito a los últimos dos comentarios que recibió de Mario. Por una parte, se sentía atraída hacia él pero por otra la había lastimado. Al final trató de no pensar las cosas demasiado y dejó pasar la situación. Unas semanas más tarde, por cuestiones de trabajo, Karina organiza un viaje donde visitaría a unos clientes y aprovecharía para tomar algunos días de descanso en esa misma ciudad.Mario sabe del viaje y se apunta, a lo cual Karina accede. Durante el viaje, cuando caminaban por el hotel Karina le hace ver a Mario que, como el gran empresario que es, debería crear una fundación o hacer algo por la sociedad, sin embargo la respuesta de Mario la dejó helada: “Yo ya hago mucho por mi sociedad, le presto dinero a mis empleados, ¡ah, mira!, ahí hay una báscula, ¿porqué no aprovechas para pesarte?” Decepcionada, Karina se dio cuenta del error que había sido aceptar la compañía de Mario durante el viaje. Solo se trataba de un empresario ambicioso que solo veía su interés personal, sin ningún compromiso social y encima la maltrataba. ¿Por qué te cuento esta historia? Porque quiero compartirte la lección. Mario es un tipo agresivo, narcisista, prepotente y ubicado en los primeros 5 pisos de la película “El Hoyo”; es de los que comen hasta saciarse sin importar qué haya abajo de él, así sean más de 300 pisos con personas con hambre. Pero el protagonista de esta historia no es él, sino Karina. Y para entenderla a ella, hay que entenderlo a él, (sí… sé que suena extraño, pero te voy a explicar). Aunque Karina no lo entienda del todo o quizá lo haga inconscientemente, con el simple hecho de haber aceptado el maltrato, la humillación y la agresión disfrazada, hay algo de él con lo que ella se siente identificada, entonces la pregunta es: ¿y en qué piso del hoyo se encuentra Karina? Para ella, el trabajo personal va más allá de aceptar o no salir con Mario. El trabajo que tiene por delante implica reconocer sus lados oscuros y entender qué es lo que la lleva –una vez más– a conectarse con personas de este perfil. El hoyo, es el sistema en el que vivimos, y para salir de él no existe fórmula ya que para entender nuestros lados más oscuros requerimos muchísima fuerza, “muchos pantalones” y no existen atajos… se trata de detenerse, aceptar, y volver a elegir… ahora, con consciencia. Gracias Karina por contarme tu historia y por enseñarnos que al aceptar nuestros lados más oscuros, se puede salir de hoyo. Y tú, ¿ya conoces tus lados más oscuros? Twitter: @claravillarreal contacto@claravillarreal.com

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