Abel Moreno López
“¡Hay que luchar por todos los que no luchan!
¡Hay que pedir por todos los que no imploran!
¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan!
¡Hay que llorar por todos los que no lloran!
Hay que ser cual abejas que en la colmena
fabrican para todos dulces panales.
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales.
Hay que imitar al viento, que siembra flores
lo mismo en la montaña que en la llanura.
Y hay que vivir la vida sembrando amores,
con la vista y el alma siempre en la altura“
Sembrando (fragmento) de Rafael Blanco Belmonte
El 7 de febrero de 1939, en el rancho Manila, del Ejido 18 de Marzo del municipio de Galeana, N.L. nació el destacado político nuevoleonés que fue Arturo Charles Charles, hoy evoco la memoria del aquel entrañable amigo, maestro, correligionario cuando han transcurrido también 20 años de su partida hacia la eternidad.
En el caso de personajes de relieve como él, corresponde a los amigos y los correligionarios y desde luego a los suyos, dada la estrechez de la vida y la limitación de su tiempo y espacio, tratar de prolongar y extender su existencia en la historia, logrando que un mayor número de personas que lo conocieron, lo estimen y reconozcan y que el tiempo no borre su nombre, ni sepulte su memoria.
Hoy cumplo ese sagrado deber de recordarlo y al hacerlo compartir el aprecio y admiración por su trayectoria vital, por su quehacer público y por su don de gentes.
Hace 20 años me correspondió acompañar a familiares y amigos en el último tramo de su existencia. Lo hicimos, dije entonces, con el dolor y la tristeza de no volver a sentir a nuestro lado su presencia física, su carácter afable, su consejo oportuno y su siempre envolvente y activa laboriosidad.

Todavía hoy, extrañamos la intensidad y la pasión con que Arturo Charles ejercía todas sus actividades. Incuestionablemente él fue un apasionado de la vida… un hombre que vivió intensamente cada uno de los días de su existencia… una expresión clásica de sus lecturas juveniles y que citaba con frecuencia era “es mejor perderse en la pasión, que perder la pasión…”
Pero ante todo Arturo Charles era un hombre de convicciones y ello constituye el gran ejemplo que le reconocemos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y convivir con él.
Desde luego siempre que se hable de Arturo Charles, incuestionablemente se tendrá que aludir a su acción y su participación política…
Desde su origen y a lo largo de su existencia estuvo ligado a la lucha de los campesinos. Nació en lo que él llamaba la etapa más genuina y más romántica del movimiento campesino, viendo como los luchadores agrarios, entre ellos el inolvidable Chón Charles, su padre, defendían aún con las armas el reparto de tierras y la creación de los ejidos.
Creció cerca de los trabajos de la organización campesina y cuando estuvo en aptitud y condición de participar en el quehacer social y político del estado, inició una amplia trayectoria, digna de admiración para quienes compartimos con él sus convicciones ideológicas.
En el Partido Revolucionario Institucional en Nuevo León fue prácticamente todo, líder juvenil, ideólogo, comisionado electoral, miembro de la dirigencia estatal, delegado en otras entidades y ante todo un militante activo y combativo… Desde mi perspectiva, en Nuevo León Arturo Charles fue el prototipo del verdadero militante.
Ejerció de manera peculiar su profesión de abogado… Aunque poco transitó por los tribunales, su ejercicio del derecho pudo apreciarse en la asesoría y defensa de los campesinos, pero fundamentalmente en su trabajo legislativo: Fue diputado federal, tres veces diputado local y en dos ocasiones Oficial Mayor del Congreso del Estado.
De su quehacer legislativo hay múltiples ejemplos y aportaciones; el archivo y biblioteca del Congreso está pletórico de testimonios de su trabajo y el ejemplo de sus convicciones…
Sirvió a la administración pública municipal de Monterrey y al Gobierno del Estado, siempre en áreas donde su sensibilidad humana y oficio político era imprescindible… Fue un militante de siempre de la Confederación Nacional Campesina y un activo luchador agrario, pues como él sostenía, agraristas no solo son los que trabajan la tierra, sino todos aquellos que por diferentes caminos luchan por mejores condiciones de justicia y dignidad para la clase campesina.
Hizo importantes aportaciones a la CNC del Estado y en sus últimos días, participaba como miembro de la dirigencia nacional de la organización que tanto quiso y defendió a lo largo de su existencia…
Fue un político en el más amplio sentido y en la mejor acepción de la palabra. Liberal a toda prueba, porque para serlo se requiere conmoverse con los problemas de la sociedad y hacer los esfuerzos necesarios para resolverlos.
En pocas palabras, fue un hombre de su tiempo, como todo ser humano con claroscuros, con gran vocación de servicio, hombre de ideas y sobre todo un amigo permanente e incondicional…
Arturo Charles Charles, fue mi entrañable amigo, maestro y correligionario con quien compartí esfuerzos y vivencias durante poco más de tres décadas… Lo conocí durante mi infancia y años después colaboré con él, compartíamos no solo el trabajo y las ideas, también la literatura, la oratoria y la bohemia… Al iniciar esta evocación cité un fragmento del poema Sembrando de Rafael Blanco Belmonte, que el declamaba en su juventud con verdadera maestría y que en cierto modo lo retrata…
En esta su fecha de nacimiento, como siempre le expreso mis parabienes hasta la dimensión en que encuentra. Salud maestro y amigo!.. Hasta siempre… “¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!”…
Monterrey, enero 7 de 2022