jue. Mar 28th, 2024

Óscar Tamez Rodríguez
El concepto de cultura de la legalidad creció hace una década como respuesta a la visible descomposición social en materia de economía, seguridad, corrupción y convivencia cotidiana, entre otros aspectos.
Su fuerza es tal que se volvió asignatura obligada en algunas universidades y tema de discusión entre organismos de la sociedad civil.
La aplicación depende de los ciudadanos, de personas en convivencia estable y socialmente aceptada. Es imposible su funcionamiento en grupos sociales reconocidos al margen de la ley, para ellos sólo queda ejercer el estado de derecho.
Ejecutar el estado de derecho representa ejercer la autoridad y sancionar conforme a las leyes a quienes las trasgredan, sean faltas administrativas o sanciones que requieran sanción penal.
En días pasados, en alguno de los tantos grupos de WhatsApp, alguien sube un video en el cual un periodista nacional exhibe como nota alarmante a un grupo de delincuentes con armas largas, torturando a un individuo amarrado.
En la grabación uno de los agresores retiene la cabeza del amarrado con una bota de esas de campiña, el torturado grita, en ese momento, otro con un cuchillo le abre en canal. La escena es dantesca, mientras se queja, el agresor le abre el pecho en vertical y luego en horizontal, finalmente le arranca un órgano vital y luego se ven escenas donde algunos comen parte de ese órgano. La última escena es del amarrado aun sufriendo.
Nos escandalizamos del canibalismo de los pueblos prehispánicos aztecas, mayas y aun los del noreste mexicano. Nos horroriza pensar que pudieran hacer pozoles o algunos otros alimentos con carne humana.
Lo podemos explicar a partir de sus creencias religiosas naturalistas y fenomenológicas, aunque no lo justifica, lo hace entendible; para muchos, la llegada de los españoles trajo el beneficio de terminar con esas prácticas caníbales y brutales.
Décadas atrás conocimos de noticias donde en algunos países de medio oriente, daban un tiro o guillotinaban a sus reos frente a una cámara. Luego nos horrorizaron las decenas o cientos de cabezas tiradas en las calles en los tiempos más duros de la mal llamada guerra contra el narcotráfico entre 2010 y 2015.
Las escenas de colgados en puentes y hasta algunos quemados nos parecieron el fin de la sociedad como la conocemos, esto que vi en el video va un paso más allá, es el retorno al primitivismo, la pérdida de toda sensibilidad humana, la ausencia de cualquier escala de valores éticos, axiológicos o religiosos. Es la existencia sin códigos de conducta.
Como sociedad es urgente trabajar en la cultura de la legalidad con los millones de mexicanos socialmente estables en convivencia, entender que, o retornamos a códigos de conducta basados en alguna escala de valores de cualquier índole o estamos en la vía al salvajismo de la evolución.
Para quienes ya cruzaron la línea de vivir en sociedad dentro de las leyes y códigos, sólo queda la aplicación del estado de derecho.
Ejecutar las leyes sin retorcimientos, sin puertas traseras donde la ley es letra muerta, sin manipulaciones legaloides, esas son las opciones que restan como sociedad pues todos somos vulnerables ante la fuerza implacable y superior a la fuerza del estado que representan los grupos delictivos.
No es con abrazos como se enmiendan a ese perfil de seres humanos, es con el máximo rigor de la ley, incluso, debatiendo penas aún más rígidas.
Portar armas libremente no soluciona nada, en su caso, impedir el libre mercado negro de éstas es mejor solución.
Algo hay que hacer y pronto. ¡Ofrezcamos propuestas!

Por Admin

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