Por Salvador Hernández LANDEROS
Hernán Villarreal debe tener algo en común con el fallecido Cornelio Reyna, quien saltó a la cumbre con su canción “Me caí de la nube en que andaba”.
Hace meses, el secretario de Movilidad y Planeación, con Samuel García, andaba igual que Cornelio, por las nubes, a bordo de camiones y Metros.
Hablaba de licitaciones para la construcción de las Líneas 4,5 y 6 de Metrorrey. De “muchísima participación y la venida de empresas de todo el mundo” (sic)
“Todos nos dicen que es muy rápido lo que estamos haciendo, si una Línea se tardó 10 años, cómo lo vamos hacer nosotros”, presumía con la prensa.
Con ese entusiasmo, el 12 de mayo, informaba el secretario qué, “en el mes de octubre llegarían al NL, 800 camiones nuevos para el transporte” (sic)
Muy en su nube, aseguraba que “hay unidades ya fabricadas que no se pueden trasladar de China, pero ya vienen 70 unidades y el resto hasta octubre” (sic).
Pasaron los meses, se vino la sequía, vino el presidente López Obrador a resolver el problema y el presupuesto hubo que arrequintarlo y recortar obras.
La “caída de la nube fue de más de 20 mil metros de altura”. Hernán Villarreal tuvo que apechugar y dar la cara. No hay camiones y ni la Línea 5 del Metro.
De lo que está ocurriendo con los camiones y el Metro, en el 99 por ciento, Hernán no tiene culpa alguna. Él es uno de los más conocedores del ramo.
Podemos asegurar que es un lujo para Samuel tenerlo en su gabinete. Es todo un ejecutivo en cuestiones del transporte y, conste, no es político. Es honesto.
El 1 % recae en él mismo por haber aceptado el cargo con un gobernador como Samuel García, quien es todo un gran vendedor, como Og Mandino.