Ixtoc Hinojosa Gándara
Hay oportunidades que en muchas ocasiones los dirigentes demuestran no haber cumplido con las grandes expectativas que se esperaba de ellas y ellos. En la muy joven vida democrática que lleva Nuevo León y México no solo tenemos un ejemplo, tenemos varios. Es normal después de un largo periodo de un sistema político con muchos vicios autoritarios, represivos y con mínimos o nulos tintes democráticos. Es de todos los neoloneses conocida la muy polémica y cuestionada elección para gobernador de 1985 y mucho más famoso el nada distinguido y muy cínico caso de la “caída del sistema” de la elección presidencial de 1988.
Por estos polémicos casos se desligaron del gobierno en turno los diferentes institutos electorales pero este camino no fue corto, empezó a ciudadanizarse pero aun con la participación gubernamental hasta que logro su verdadera autonomía la cual deben agradecer a diversos actores de muchas corrientes políticas, muchas veces antagonistas entre ellas. Ante el hartazgo y esta creciente ola democrática era natural la aparición de la democracia.
El esperado cambio democrático a nivel nacional en el año 2000 con la llegada del panista Vicente Fox, de él se esperaba que acabara y terminara con los vicios del sistema político mexicano pero esto no fue llevado a cabo por una oposición de los sobrevivientes del antiguo régimen y en parte también por la falta de voluntad política presidencial, aunque esta última pudiera confundirse con la falta de experiencia y muestra de habilidad en el ejercicio del poder, rasgos que podemos también ver identificados en los siguientes casos.
Podemos decir que la palabra emocionados describe de manera muy clara el sentimiento del electorado de Nuevo León al haber elegido a un joven Gobernador como lo era en ese entonces el priista Rodrigo Medina, Este dio al traste con este sentimiento al hacer evidentes sus bastas y amplias redes de corrupción. También fue claro al tener como primera mujer alcaldesa de Monterrey a la panista Margarita Arellanes, la cual demostró ser igual de ineficaz que el ejemplo mencionado en el caso anterior.
En esos tiempos nace en México una figura con la que la población puede elegir a un candidato independiente o sin partidos, desgraciadamente no vimos a tiempo los vicios por los cuales pudo ser aprovechada esta figura. Para muestra basta un botón, el gobernador “independiente” neolones Jaime “Bronco” Rodríguez, el cual formaba parte de un partido político hecho que demostró al realizar las mismas malas prácticas de sus predecesores.
Ejemplo muy claro de esto es el actual Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador al ser votado por más de la mitad del electorado mayoría en ambas cámaras legislativas, además de contar con un amplio capital político, el cual fue desgastándose al pasar de los meses y años. Es normal en cualquier sistema democrático el desgaste de la figura en el poder, pero no así su ineficacia en el ejercicio del servicio público como lo demuestran las diferentes calificaciones que obtiene en las primeras obligaciones que debe tener un gobierno, como pude verse en los altos índices de inseguridad, un pésimo manejo de crisis durante la pandemia y unos pésimos resultados en materia económica, como lo es el mayor impuesto a la población con menos recursos, los históricamente altos niveles de inflación.
Aunque solo llevan poco menos de un año en el ejercicio de sus funciones parecen ir por el mismo camino los emecistas Samuel García Sepúlveda y Luis Donaldo Colosio Riojas, Gobernador de Nuevo León y alcalde de Monterrey respectivamente. García hace muestra de su incompetencia en el cargo con múltiples fallas y una sobrexposición de su vida privada en las redes sociales. Por su parte Colosio se ha visto envuelto en diversas polémicas principalmente causadas por no saber elegir un equipo de funcionarios capaces y con experiencia en el servicio público. Por el bien de ellos, de nuestro estado y de nuestra ciudad esperemos que corrijan el rumbo.
Los múltiples ejemplos que vemos reflejados en los párrafos anteriores debemos de darnos cuenta de la importancia de las instituciones democráticas y de algo mucho más importante, nuestra libertad de corregir el rumbo con la herramienta más importante de nuestra democracia, el voto.