sáb. Abr 20th, 2024

Ixtoc Hinojosa Gándara
Por todos es conocido que cuando tratas de investigar algún dato sobre la Secretaria de la Defensa Nacional y la Secretaria de Marina, ambas están cubiertas por el velo de la seguridad nacional, este término está muy manoseado en las últimas fechas. En este sexenio obradorista se le ha dado control a los grandes generales sobre funciones meramente de gobierno civil. Ejemplos de lo anterior hay muchos, el control del aeropuerto de la Ciudad de México, la construcción y administración del aeropuerto internacional Felipe Ángeles, el control de aduanas, el control de puertos comerciales, la construcción y administración de varios tramos del tren maya, la construcción y administración del aeropuerto internacional de Tulum, estos entre muchos otros.
Esto genera ganancias multimillonarias a empresas constructoras y administradoras, de las cuales no podemos conocer nada debido a las actuales leyes que protegen las operaciones de los cuerpos castrenses. Esto además ha generado fracturas al interior de las estructuras militares, ya que han sido testigos de ganancias desmedidas de personal hasta de medio rango que ya tiene hasta uno o más domicilios en Europa. Aquí es donde se hace evidente la necesidad de una mayoría legislativa que esté dispuesta al cambio en las leyes que regulan las operaciones militares y que no trasgreden o afectan datos personales o de seguridad nacional. El uso desmedido de las fuerzas militares en actividades muy alejadas de sus vocaciones naturales puede ocasionar un mal ejercicio de la política pública, que iría en detrimento del bien ganado prestigio social con el cual cuenta el Ejercito y Marina.
Este matrimonio de la investidura presidencial con la nomenclatura militar, todos sabemos que puede desembocar en una dictadura militar, muy al estilo de Venezuela, Nicaragua o Cuba. También podemos ser testigos del nacimiento de un sistema sumamente autoritario, bajo la amenaza del uso de la fuerza militar, hecho que daría al traste con los pocos avances en el plano democrático de nuestro país.
Una solución, difícil y riesgosa pero a la vez efectiva es el nombramiento de un o una Secretario de la Defensa de carácter civil, esfuerzo que trató de llevarse a cabo dentro de los primeros años de la transición democrática y que tuvo muchos éxitos en otros países, víctimas de dictaduras militares en el pasado, como Chile. La solución no será fácil y requerirá de mucha voluntad y valentía política, todo parece indicar que estos rasgos solo podrán encontrarse en quienes hoy ocupan las posiciones opositoras al régimen. Es muy temprano que color partidista pintara a esa personalidad que se requiere, pero de algo si estoy convencido, de que somos muchos los que estamos dispuestos a dar hasta lo último por defender a nuestra Patria y a nuestra democracia.

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