vie. Mar 29th, 2024

Gerson Gómez
Llegar a la barandilla nos recuerda cualquier capítulo de Los Polivoces. Al impartir la justicia, el policía en son de guasa, contra las eventuales ocurrencias de Armanaro Valle de Bravo. La postura jipiteca, lentes de aros, cabello rizado, víbora de peluche y una supuesta intoxicación producto del amor y paz, salpicado por la disidencia de la comparsa. El elemento de color, silencioso y risueño, de ocurrencias en una sola toma. En la comedia de un solo acto, la tragedia del verano del 68 y la sangrienta represión, además del 71 y el grupo de choque, llenó las prisiones de la capital y del campo número uno. A los detenidos, sin investigación o proceso, jamás con los abogados de oficio, la disolución social, representó la estrategia nefanda para refundirles en los calabozos. Ahí terminaron, en el apando, inteligencias desagraviadas y absorbidas en puestos del mismo ente gubernamental. Al delatar a quienes les patrocinaron o incluso, simpatizantes de una sola sesión. Derogar la disolución social apertura las causas de seguimiento para miles de ellos. Amnistía general, excepto quienes radicalizaron sus ideas. Se fueron al exilio en Cuba, la URSS y todos los países detrás de la cortina de hierro. Se formaron como militantes. Cursaron el aprendizaje de idioma y se juntaron o matrimoniaron, con extranjeros de los países refugio. A esas fuerzas del orden, le hizo falta un eufemismo para silenciar toda razón. Se incluyó en los reglamentos de buen gobierno, en los municipios y en los estados, la burda falta administrativa de alterar el orden público. Si usted en su libertad de pensamiento, frente al policía abusivo le contraviene con la constitución, cuando le increpa en la calle y decide hacerle una revisión de rutina, si se niega, está cometiendo la infracción. Ellos lo fotografían con sus celulares, crean una red basta para chantajearle e incluso de consignar frente a la barandilla. Como al principio. Ante la mirada del abusador. Con una sola frase de su boca, tiene la potestad de remitirlo. Multa u horas de detención. Acostumbrarse a esos abusos, recuerda la frase de cuando el problema es el estado o el pueblo, el pueblo es el primero en ser desaparecido. Duele, ofende y pone en manos de criminales de poca monta, con charola en mano, la figura de limpieza. Nada más simple, de pasar al aro. Pagar el café, la pieza de pan, el cochupo, de esas pobres bestias, hambrientas de poder y dinero. sonico2@hotmail.com

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