Ante la migración de los servicios de carga y flete en la Ciudad de México al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la industria logística ha expresado algunas consideraciones, principalmente operativas y de costos, que podrían impactar en sus dinámicas diarias y de procesos.
Desde que se hizo el anuncio oficial del cambio de operaciones, se ha generado en diversas ramas empresariales. El cambio, se espera que traiga nuevas oportunidades y desafíos, particularmente para las pequeñas empresas como para los proveedores de distribución y logística, así como un impacto significativo en las finanzas del sector.
“Las pequeñas empresas que dependen del flete aéreo para sus importaciones y exportaciones probablemente enfrentarán nuevos retos con este cambio. La mudanza de ubicación puede aumentar los costos de transporte, llevar a tiempos de tránsito más largos y generar aún más retrasos en las cadenas de suministro. Asimismo, pueden tener dificultades para navegar por las instalaciones, regulaciones y procedimientos del AIFA, en la medida que aún desconocen su operación”, afirma Carlos Pacheco, CEO de Merq, empresa de logística especializada en el traslado de mercancía y almacenamiento.
Pacheco apunta que para las empresas de logística, el cambio representa un nuevo conjunto de desafíos, pues tendrán que adaptarse a las nuevas instalaciones, procedimientos y regulaciones del nuevo aeropuerto, lo que podría causar interrupciones iniciales y retrasos. Añade que el cambio podría dar lugar a un aumento en la competencia, ya que nuevos proveedores de logística podrían ingresar al mercado para capitalizar estas oportunidades.
“Para lograrlo deberán trabajar en conjunto y de manera coordinada, las alianzas estratégicas, particularmente con empresas de última milla, tendrán un impacto positivo, pues así poco a poco se irán construyendo las redes y conexiones que requiere el nuevo aeropuerto”, apunta el CEO de Merq.
Si bien esto implica invertir en nueva infraestructura y recursos para mantener su competitividad, las compañías de mensajería deben verlo como una inversión a mediano y largo plazo que; por un lado, les permite expandir e incluso afinar sus procesos, por otro, las posiciona como aliadas de las empresas que dependen de ese flujo de mercancías.