Hemos visto templos de gran valor cultural perderse en el tiempo, la maleza o las llamas, pero ¿qué pasa con nosotros como templos vivos?
¿Estamos destinados también a consumirnos en las llamas del infierno o con el fuego del Espíritu Santo?
¿Cómo está tu templo? Si está lleno de cosas corruptibles, escandalosas e incendiarias, es un buen momento para sacarlas. Hoy es un buen día para limpiar.
Como templo, nuestro cuerpo es una piedra viva, que a su vez, unida a otras, construye la iglesia de Cristo y todas nos apoyamos en una misma piedra angular: Jesús.
¿Qué clase de piedra somos? ¿Somos la piedra que hace tropezar y golpea a otros, o somos la piedra que da testimonio sobre la cual están soportándose otras?
Limpia tu corazón el día de hoy.
Pide al Señor que entre con celo santo, como aquel día en el templo, donde echó fuera toda la vanalidad del mundo y restauró la casa como una casa de oración, como un lugar de paz, de sanidad, de restauración, una habitación para Dios.
Tu eres una piedra viva.
¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
1 Pedro 2:4-8
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