dom. Dic 22nd, 2024


Óscar Tamez Rodríguez
Inició el año electoral y terminará hasta agosto del 2024 cuando se diriman las controversias postelectorales. Estamos en el momento previo al gran combate, cuando los equipos diseñan sus estrategias.
Muchos temas caben en el título de esta columna, pero veamos sólo uno de ellos, el del uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la contienda electoral. La pregunta, ¿cómo se va a manejar la regulación para la difusión de fakenews surgidas desde la IA y que parecerá información real?
Analicemos, con la IA se pueden reproducir imágenes, videos y voces donde se atribuyan a los personajes en campaña o sus equipos, acciones que nunca sucedieron pero que sí pueden influir en el resultado electoral.
Faltando poco más de ocho meses para el día “D” electoral, la mayoría de los electores ya decidieron qué harán con su voto. Es difícil encontrar a alguien quien no sepa lo que hará al estar frente a la urna.
Estando sólo dos candidatas a este momento, la elección se limita a tres posibilidades: candidata de ideología socialista, candidata de ideología liberal o anular el voto ante falta de opciones.
Por supuesto que falta la presencia de MC en el panorama electoral, al arribar al proceso, los votos indecisos que en este momento se ubican en no sé o anular el voto, pueden inclinarse por esta opción. También es probable que quite votos a ambas contendientes.
Los potenciales nombres que se comentan para MC permiten suponer que ese partido será el fiel de la balanza pues puede restar votos a ambas opciones y ante la espera por una contienda cerrada, esos votos fugados pueden definir una derrota.
Así estaría el entorno electoral 2024, por ello la influencia de las fakenews a partir de la IA pueden influir en la fuga de votos a alguna de las opciones y con ello la derrota.
Veamos, no escribo sobre el triunfo de una opción, sino de su derrota a partir de la migración electoral provocada por información falsa que afecte a tal o cual opción electoral.
Imaginemos que circula un video de Bejarano o alguno de los hermanos López Obrador donde se observe que reciben sobres de dinero o billetes en ligas y que en el mismo se escuche que es para algún candidato; creer en su veracidad no es difícil por los antecedentes, pero si fuera elaborado en IA, su contenido sería falso. ¿Cuántos electores quitaría a las candidaturas de la 4T?, no sabemos, pero los que reste harán falta en el conteo del 2 de junio.
Imaginemos un video donde la candidata oficial aparezca pactando con algún grupo delincuencial, en el que se escuchen acuerdos metalegales. ¿Sería fácil creer en su veracidad luego de los antecedentes del gobierno federal, algunos estatales y otros municipales con grupos al margen de la ley?
Lo mismo imagine un video en el cual aparezca la candidata opositora en acuerdos con miembros del pasado, diciendo alguna barbaridad supuestamente en la privacidad de una conversación o reconociendo que su campaña no prende. ¿Sería creíble? Evidentemente sí, pues son aspectos donde el pasado puede revivir.
Estamos a tiempo para que el INE diseñe un protocolo en el cual rápidamente se resuelvan los temas de guerra sucia surgidos con IA y se establezca el impacto provocado a la contienda y sus resultados.
Junto a lo anterior, que se implementen sanciones contundentes que desmotiven la difusión de contenidos fakenews para que su daño a la democracia se limite.
La presencia de la IA es un fenómeno no conocido ni medido, pero que estará presente en las contiendas por iniciar, lo terrible es que su impacto puede definir el futuro democrático en México.

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