Según estadísticas del INEGI, Nuevo León lidera los índices de divorcios pero también está en los primeros cinco lugares de nuestro país de parejas que gustan casarse.
Y es que ante el fracaso de no cumplir con las promesas realizadas, muchas parejas buscan la seguridad de un nuevo matrimonio, porque no somos ermitaños, sino que estamos diseñados para vivir en comunidad, para amar y ser amados y multiplicarnos.
Una mujer viuda y desolada por la pérdida de sus dos hijos varones, abrazó y despidió a sus dos nueras viudas también con esta bendición: Que el Señor les conceda hallar seguridad en un nuevo hogar, al lado de un nuevo esposo.
Tanto hombres como mujeres están buscando en el matrimonio confianza y algo nuevo cada mañana, pero ni la plenitud ni la novedad vienen de nuestras emociones, sino de nuestras decisiones, porque aunque las hormonas son muy volubles, son las neuronas las que deben dominar nuestro comportamiento.
Y una de esas mujeres llamada Rut se aferró a la promesa de que Dios hace todo nuevo y ella hace una de las declaraciones más bonitas de compromiso registradas en la Biblia: —¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! »Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!»
A través de la fe de esta mujer en el Dios de su suegra, una nueva historia comenzó para ella. El verdadero acontecimiento de Rut y su esposo Booz es una hermosa historia de amor, compromiso y devoción, donde encontramos que el amor genuino en un matrimonio requerirá un compromiso inquebrantable.
Independientemente de “nuestra suerte” en la vida, podemos vivir de acuerdo con los preceptos de Dios y ver que el amor y la bondad auténticos serán recompensados, porque Dios bendice abundantemente a aquellos que buscan vivir vidas obedientes.
Si usted está pensando en cambiar su viejo matrimonio por uno nuevo, no lo haga a su manera o pronto pasará a formar parte de las estadísticas, ni usted ni yo tenemos la capacidad de cambiar a la gente pero Dios sí, pídale a Él que intervenga, que reescriba su historia y que le muestra la que Él diseñó para usted y su cónyuge, y siga Sus instrucciones para ver resultados contundentes.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Rut 1:9, 16-17
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