Raúl Guajardo Cantú
La elección presidencial argentina está queriendo ser tomada como ejemplo de lo que puede suceder en nuestro país durante las elecciones del próximo año, pese a que las condiciones de ambos países y sus gobiernos son distintas.
Además de las diferencias obvias entre una y otra situación, las leyes electorales también son diferentes y me gustaría comenzar por este rubro.
En Argentina existe una segunda vuelta electoral, que se lleva a cabo cuando ninguno de los candidatos alcanza el 50 por ciento de los votos emitidos, este fue el caso. En primera vuelta ganó Sergio Massa, el candidato del sistema, apoyado por Cristina Kirchner y el presidente Alberto Fernández.
Luego de esa primera victoria, la candidata eliminada, solo pasan los de mayor votación a la segunda vuelta, dio su apoyo al hoy presidente electo, Javier Milei, y el resultado fue el que ya todos conocemos: una victoria aplastante con un margen cercano a los 12 puntos porcentuales.
De esta situación hay quienes deducen que en México es necesaria la segunda vuelta, supuestamente porque quien llega al poder lo hace con un apoyo popular amplio, quienes esto ven, no hacen sino dejar de lado una realidad que nos dice que, pese a ese apoyo popular que tuvo Javier Milei, este no significa que tenga amplios márgenes de maniobra, porque ese apoyo no se tradujo en escaños legislativos para su grupo.
Seguramente Milei cambiaría una parte de esos votos por escaños para su partido, así tendría mayores márgenes de gobernabilidad, así que no, no necesariamente requerimos de una segunda vuelta en la elección presidencial. Pero eso ya lo sabíamos, desde hace varios sexenios, y a nivel local lo sabe, y lo sufre, Samuel García.
Otra diferencia obvia la constituye el momento económico que viven ambos países, Argentina padece una inflación superior al 140% anual, una devaluación que hace que existan casi 20 tipos de cambio y, por si ello no fuese suficiente, el grupo en el poder postuló como candidato al secretario de Economía (Hacienda para nosotros), más o menos como lo que pasó en México hace 6 años.
Además el grupo en el poder de Argentina tiene varias décadas ejerciendo ese poder, por lo que mal o bien casi no tenía margen de acción, en México aún muchos están de acuerdo con el presidente en que gran parte de los problemas son heredados, la región en que quizá pudiera aplicarse esta lección es CDMX, en donde el mismo grupo, solo que bajo distintas siglas, ha ejercido el poder con no muy buenos resultados en los últimos tiempos.
Se olvida que cada situación histórica es diferente a otras, puede haber similitudes, pero difícilmente serán iguales, así que sí, podemos aprender de lo que sucedió allá, pero de ninguna manera extrapolarlo tal cual.
Por otra parte, México es varias veces más grande, en población y economía, que Argentina, no digamos en diferencias culturales y regionales dentro del país, en tradiciones y en la forma de ejercer la política, así que haríamos mejor en analizar lo que sucede aquí y no importar a los asesores de aquellos lares, mucho menos a los perdedores.