“Comprensible es la obsesión por la sensatez pero dime si no, que cada paso que dejó huella fue dado porque alguien perdió una tuerca. Como queriendo ver eso que no se ve, como siguiendo algo que aún no sabes bien qué es… Toda la vida es andar sobre el agua, andar sobre el agua, el secreto es no desviar la mirada, ¡ay! de Dios la mirada”, canta Santiago.

Cierta noche, luego de orar en familia detuve a mis hijos un momento antes de irse a dormir para recordarles algo, porque solo quien vive contigo puede ver tus luchas; porque cada noche mi esposo ora por mi salud, achaques y dolencias, y no quiero que mis hijos recuerden a una mamá quejumbrosa, sino una mamá que a pesar de los obstáculos, de que se dobla y se quiebra, no se detiene de servir a su Dios.

¿Qué es lo único que sí me detiene? Mi esposo y mis hijos, porque ellos son mi primer ministerio (y quien no sirve primero a los de su casa es peor que un incrédulo).

Y sí, mamá es frágil, pero Dios y ellos me hacen fuerte para seguir adelante, porque ellos lo valen, bien valen que Cristo sea formado en nosotros, aunque duela, aunque se burlen y aunque te desprecien, ¿y? si Él dijo que así sería, ¡y a Jesús lo mataron precisamente por eso!

Seguimos a Cristo, con todo y nuestra fallas, y no volvemos atrás.

¿Mirarás la vida desde la barca o te bajarás a andar sobre el agua?

“No se cansen de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharán, si no desmayan” 

 ¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo.  Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.

Gálatas 6:9

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