sáb. Dic 14th, 2024

Qubits 

Verónica Valencia

Hace algunos años cuando inicie mi negocio de consultoría en marketing y comunicación era muy común que en los cursos de Desarrollo Humano y de Emprendimiento que tomaba, la mayoría de los coaches decían: “actúa como si ya tuvieras ese cliente o como si ya hubieras cerrado ese negocio”, lo cual ayuda a los emprendedores porque los mantiene motivados y además los ayuda a adoptar una mentalidad de éxito, a visualizar las metas con claridad y a actuar con más confianza.

Sin embargo, esta estrategia debe aplicarse con ética, responsabilidad y autoconciencia, ya que sentirte o creerte que eres el mejor en tu área no debería empujarte a cruzar los límites de la honestidad o a fingir habilidades que no tienes.

El caso de Marilyn Cote, acusada de usurpar una profesión, ha despertado indignación y debate en redes sociales y charlas de sobremesa, pues abre una reflexión sobre los valores y la ética que deben guiar las acciones de cualesquier profesionista.

Y es que asumir una identidad profesional sin la formación ni la acreditación adecuada no es solo una falta de ética, sino también una acción ilegal que puede tener consecuencias graves para las personas que confían en estos falsos profesionales.

Las Redes Sociales y la sobreexposición a historias de éxito pueden presionarnos para aparentar más de lo que somos. En alguna ocasión uno de mis clientes me comentó que tenía un gerente de mercadotecnia que era un experto, que tenía muchos reconocimientos y buenas recomendaciones, pero que él no veía resultados y que en ocasiones le daba la impresión que esa persona no sabía lo que estaba haciendo, pues siempre le pedía que contratara más personal y cuándo él le cuestionaba sobre cómo podían avanzar mientras hacían la contratación; el gerente contestaba que nada, qué no podía hacer nada sin el personal adecuado.

Y eso es muy complicado porque engañar para obtener un título, un empleo o un reconocimiento temporal puede parecer tentador y fácil de hacer,  pero el precio a largo plazo es muy alto: pérdida de credibilidad, sanciones legales y un daño irreparable a la propia imagen profesional, pues con esos antecedentes nadie te podría contratar.

La ética profesional no es una opción o sugerencia; es una obligación. La ética nos guía para actuar con honestidad, transparencia y respeto hacia los demás y hacia nuestras propias capacidades.

Aceptar nuestras limitaciones no es un acto de debilidad, sino de responsabilidad, porque implica reconocer en qué áreas debemos seguir trabajando y qué tendríamos que aprender para desarrollar más nuestras habilidades.

 La verdadera satisfacción profesional no proviene de lo que aparentamos, sino de lo que logramos con esfuerzo, honestidad y compromiso.

Todos los comentarios son bienvenidos a veronica@vaes.com.mx

Nos leemos, la próxima vez. Hasta entonces.

VERÓNICA VALENCIA GÓMEZ es divulgadora y consultora de comunicación y mercadotecnia en Vaes Comunicación. Es periodista especializada en Tecnologías de la Información, cuenta con una maestría en marketing digital y certificación como instructora capacitadora on line y offline.

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