Cuando trabajé en el Registro Civil, llegaban los bebés con su certificado de nacimiento, los pequeñitos ya existían, pero no era hasta que sus padres los registraban, con nombre y apellido, que ahora tenían una identidad para el mundo. Ahora eran ciudadanos con poder jurídico, derechos y obligaciones que les permitían acceder a cualquier tipo de trámite.
Lo mismo sucede con las personas, existen, pero es hasta que son “registrados” a través de la convicción de que Jesús es el Hijo de Dios y creen en Su poder, muerte y resurrección, que ahora tienen el derecho de ser llamados hijos de Dios.
Los hijos de Dios pertenecen a una nación santa, son parte del pueblo escogido por Dios, herederos de su reino, reyes y sacerdotes a Su servicio, de tal manera que gozamos de toda una serie de beneficios, y responsabilidades: hay que ser buenos administradores de los negocios del Padre.
¿Y quién mejor para enseñarnos que el Padre mismo, a través de Jesús y de su Santo Espíritu?
Habrá momentos en que hacer Su voluntad (y no la tuya) te hará sentir que sudas gotas de sangre en el intento, pero si tú has dispuesto tu corazón para cumplir Su propósito y confías en su glorioso plan, Él enviará ángeles a fortalecerte.
Llénate hoy de la presencia de Dios, deja que te desborde de Su poder, amor y dominio propio.
Misión: Creer en Jesús y recibir su gobierno en mi corazón para ser un hijo de Dios.
Ayúdame a orar hoy por los que están en medio de pruebas que los están quebrantado, para sean dóciles en la transformación que el Señor está provocando en ellos y se conviertan en vasos que desborden de Su gracia para compartir.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Juan 1:11-12Email mujervirtuosa@instruccionespersonales.com
Facebook e Instagram, @InstruccionesPersonales