Las abuelitas solían decirnos que las penas con pan son menos. Y nos lo tomamos tan literal que hay un grave problema de obesidad por tantos panes que se come la gente para esconder sus penas.
Pero Dios tiene otro pan, uno lleno de vida, que es Cristo, y lo encontramos a lo largo de toda la Escritura.
¡Este pan no engorda y no disminuye las penas, las desaparece!
En la necesidad, en la aflicción, Dios quiere darte a probar algo sobrenatural para que entiendas que la comida física no es la única necesaria para vivir, también necesitamos comer el alimento espiritual con la misma frecuencia que sentimos hambre.
Si comes 1, 3 ó 5 veces al día, procura acompañarla de la palabra de Dios, porque de todo lo que sale de la boca de Dios vivirás.
¿La misión? Alimentarme diariamente con la palabra de Dios para tener una vida satisfecha.
Ayúdame a orar para que se abran Casas de Pan, donde no sólo podamos compartir el alimento físico con los necesitados, sino también el espiritual.
Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Deuteronomio 8:3
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