Cada mañana, al llegar a la oficina de mi esposo, escuchamos en el estacionamiento una parvada de cotorros que gritan alegremente.
Hay un viejo árbol en el terreno vecino, alto y medio seco, que aún guarda en sus ramas tiernas y escandalosas criaturas que respiran y alaban al Señor, esperando la manifestación de los hijos de Dios.
Puedo oírlos y no necesito verlos para saber que ahí están. Pero instintivamente empiezo a buscarlos, percibo motes de verde, amarillo y salpicaduras coloradas, afino la vista y empiezan a saltar en mis ojos, uno en la copa, otro a la derecha y uno más a la izquierda. Ahí están, aunque al principio no los veía, su tertulia los identifica.
Así es la Fe. Confiar en Dios y estar totalmente seguro de que vas a recibir lo que esperas. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no lo puedas ver. (Hebreos 11:1 TLA)
Todo lo creado anuncia la gloria de Dios. Ten fe, Él está ahí, aunque al principio no lo puedas ver, y seamos honestos, instintivamente siempre lo has estado buscando esperando encontrarlo.
Empieza de nuevo hoy, búscalo con nuevos ojos, empieza a percibir los tonos, los olores y los sabores, entrecierra un poco los ojos si es necesario, afina ya vista y descúbrelo, ahí está. Él se alegrará en cada intento y lo recompensará de una forma asombrosa.
¿Aún no sabes cómo? Aquí viene la ayuda. Pídale a Dios que aumente su fe en Él.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11: 6
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
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