Cosas del Tony
Por: Antonio Sánchez R.
La economía nacional se encuentra en graves problemas: el crecimiento ha sido nulo y el avance de los precios frente a los salarios es preocupante, haciendo cada vez más difícil la subsistencia de la población y con un crecimiento constante en el índice de pobreza que nos muestra no sólo un difícil escenario actual, sino también un oscuro futuro.
La crisis recurrente en la que ha vivido nuestro país desde hace cuatro décadas nos ha enseñado que por más reformas que se realicen, el estado financiero del país no varía, pues a veces se les olvida que las crisis no se combaten con decretos o reformas, sino con medidas que visualicen los movimientos económicos a nivel internacional, que son los que impactan finalmente a nuestro esquema económico.
El país se encuentra en situación difícil. La realidad nos ubica en una de sus peores crisis, siendo notable su repercusión en el crecimiento de todos los conflictos financieros que se originan en otras latitudes y que como ondas continuas, terminan por derrumbar cualquier medida preventiva que se haya establecido.
Ante el entorno agresivo de la especulación actual, me gustaría ver a ciertos ex presidentes que presumían devaluaciones porcentualmente inferiores en números reales, durante sus gobiernos, marcados por la desaceleración económica y por un índice de crecimiento prácticamente en ceros, siendo la gestión presidencial más reciente, la del “Santo Niño de Macuspana”, la más nefasta en la historia de este país.
El dinero no tiene fronteras, ni credos, ni colores partidistas y menos si lo mueven los genios de la especulación que tienen como trabajo primordial desestabilizar naciones, comprar corporaciones, despedazarlas y venderlas.
Los golpes y las oleadas especulativas las resiente más el ciudadano que depende de un salario para sobrevivir, por lo que cada vez le rasca más al bolsillo sin que en éste encuentre la forma de sobreponerse a las alzas de precios en la ya mal llamada “canasta básica”.
Pero si la situación económica durante este año de 2025 ha sido en verdad difícil, los agoreros de las desgracias pronostican peores cosas para el próximo año. Nuestra economía nacional, dependiente en gran medida de los ingresos generados por la industria petrolera, será severamente golpeada y una vez más, entraremos en un tobogán, que no espiral, inflacionario.
No hay magos con varitas mágicas. Parte de la solución está afuera, pero la parte que le corresponde a quienes dirigen los destinos del país, debería centrarse en la búsqueda de una mayor generación de riqueza, a través de una apertura permanente a la inversión extranjera, así como el impulso a la industria y al campo y que de estos sectores se derive la exportación que permita el ingreso de divisas que, a su vez, permitirían frenar la devaluación de nuestra moneda.
A todos los problemas existentes allende nuestras fronteras, tendríamos qué agregar el grave conflicto que se desarrolla al otro lado de nuestra frontera norte, situación que ha derivado en un problema mayúsculo, como lo es el establecimiento de onerosos aranceles a algunos productos mexicanos o ese ridículo “impuesto” a los envíos de nuestros paisanos.
Pero en fin, los expertos son los que saben en realidad qué es lo que se tiene qué hacer y ya veremos en los próximos meses si la señora presidente (con E) y su equipo es capaz de volver las aguas a su cauce normal o continuamos al borde del precipicio, de ese precipicio hacia el vacío de una economía de cuarta.
Aunque…, la mera neta, parece que no hay forma de salir de este atolladero, pues sólo hay qué ver el comportamiento de ciertos funcionarios del actual régimen, quienes han olvidado los “sabios” consejos de su “pastor” y hoy se comportan como verdaderos magnates y pues, con esos ejemplos, ¿cómo?