jue. Ago 28th, 2025

Gabriel Contreras

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En 1983, Francis Ford Coppola filmó una película a la que tituló “Rumble Fish” o “la ley de la calle”. Hoy en día esa película es un clásico.. Si hacemos un esfuerzo por recordarla, nos daremos cuenta de que fue concebida, dirigida y realizada en blanco y negro. Aunque en los años ochenta el color era ya algo usual dentro del mercado cinematográfico mundial, a Coppola se le antojó realizar esta película en blanco y negro. O sea que esa coloración forma parte del producto.

Exactamente de la misma manera, las películas que se producen en color tienen a ese ingrediente como un elemento fundamental, esencial de su ser mismo.

Lo que se plantea es que olvidarse del valor del blanco y negro o del valor del color, es prescindir de un elemento fundamental del hecho cinematográfico.

Por eso resulta sorpresivo ver que circulan a través de la red películas a las que se les ha arrebatado su condición inicial como productos en blanco y negro, y se les ha aplicado el color en la idea, quizás de que esto representa una actualización o una mejora del producto.

Despojar de su condición del blanco y negro a una película es arrebatarle parte de su condición esencial, y también lo es aplicarle color cuando nadie en su realización estuvo tentado a aplicar esa condición, ya sea por razones de estilo, o bien porque este aún no… existía.

Es desconcertante ver imágenes de la película “músico, poeta y loco” coloreadas y mostradas impunemente, como si se tratara de una mera curiosidad…

En realidad, colorear a esta y a muchas películas cuyo origen es el blanco y negro, es una alteración grave del producto, y es algo que por razones éticas no debería de realizarse. En fin, eso no está prohibido, ya se sabe, pero sería interesante apelar a la ética para dejar de hacerlo…

Por Admin

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