vie. Oct 10th, 2025

Por Manuel CARMONA

La persecución de los gobiernos en todos los tiempos hacia la prensa crítica,  es una realidad documentada en varias partes del mundo y no es propio únicamente de regímenes que hayan sido catalogados como estrictamente autoritarios, sino que también este tipo de acontecimientos han estado presentes en democracias jóvenes, debilitadas o en transición, como es el caso de la nuestra.

Las experiencias históricas y globales de las que se tiene registro aquí y en China, el común denominador indica que al poder no le gusta que se le incomode.

La única manera aceptable de los medios para relacionarse o vincularse con el gobierno en turno es a través del aplauso, del halago o por lo menos de la validación sistemática de todas y cada una de sus decisiones, pero lo que es un hecho, es que una crítica jamás será bienvenida.

El solo hecho de escribir, señalar o simplemente poner en duda que alguna medida de gobierno pudiera contener alguna falla, error o inconsistencia, que amerite al menos ser revisada, convierte al emisor en un problema para el régimen, por la osadía de atreverse a cuestionar la infalibiidad del gobernante.

A partir de este momento sobrevienen una serie de reacciones que van escalando de menos a más, a medida que las opiniones sigan siendo desfavorables.

1.- Se empieza por descalificar públicamente  al autor de las opiniones, pero si esto no disminuye las críticas entonces

2.- Lo que sigue es promover el despido del medio en el que escribe

3.- Pero si resulta que los textos forman parte de la política editorial del medio de comunicación, entonces las descalificaciones se orientan hacia el medio. Después viene el vacío (dejar de tomarlo en cuenta para que asista a ciertas o a todas las actividades gubernamentales), el retiro de publicidad oficial y si las cosas no mejoran entonces se da paso a la PERSECUCION JUDICIAL, como ya lo hemos visto en el pasado y en el presente en nuestro estado.

Sin embargo, a la par de este comportamiento sistemático del poder, se contrapone al mismo tiempo la histórica RESILIENCIA DEL PERIODISMO. Aunque no es el único, seguramente el caso más emblemático en el país ha sido el ataque al periódico de la vida nacional EL EXCELSIOR en Julio de 1976 por sus críticas al gobierno del Presidente Luis Echeverría y que decir en Puebla donde hace 20 años, en diciembre del 2005 fue encarcelada la periodista y activista Lydia Cacho por los delitos de difamación y calumnias, sin embargo aún cuando el origen de la acusación se podría catalogar como un asunto entre particulares, con posterioridad a los hechos pudo quedar evidenciado una intervención directa del entonces gobernador Mario Marín para  ejercer presión y amedrentar a la periodista.

Todos en México sabemos como empezó y como particularmente COMO TERMINÓ DICHA TRAMA, aunque la verdad  pareciera que aún se siguen escribiendo los últimos capítulos de esta serie.

El punto es que entre la prensa y el poder siempre se ha dado una relación COMPLEJA , que en determinado momento podría considerarse hasta tóxica, pero de necesaria vinculación y dependencia, por lo cual estimo debería de ser manejada con suma cautela y cuidado.

Lo que estamos viendo en estos momentos una nueva trama que está por comenzar a partir de la REACTIVACION de una denuncia por una presunta discordancia fiscal de la empresa periodística E Consulta por alrededor de 3 millones de pesos que se detectó en un periodo de seis años, que el gobierno del estado inició en el año 2020 y que si durante cinco años durmió el sueño de los justos, supongo que fue porque muy probablemente no haya elementos para acreditar el delito del que se le acusa al Director General de este portal de noticias Rodolfo Ruiz Rodríguez.

Todo apunta a que esto es una represalia por la postura abiertamente crítica en sus contenidos informativos, que este medio de comunicación ha mantenido en cuanto al desempeño de la administración estatal y que se aprecia como una situación de riesgo para AMBAS PARTES.

Riesgosa para el medio digital, ya que los primeros rounds de este pleito es previsible que los pueda ganar el gobierno dado el uso y control que se tiene de la Fiscalía, del Poder Judicial, de la mayoría de los medios de comunicación impresos, digitales, radio y televisión, pero por otro lado no hay que perder de vista que Ruiz es uno de los periodistas más experimentados y respetados en el estado, que tiene ya una historia de lucha y resistencia desde hace casi cuatro décadas en que ha logrado sobrevivir a una constante persecución del poder y ahí se mantiene.

Dado su estilo permanentemente crítico hacia del poder en turno,  más allá de su color e ideología, siempre ha traído en la espalda a casi todos los gobernadores  desde Piña Olaya, Bartlett, Marín, Moreno Valle, Barbosa y ahora Armenta, por lo cual ya está muy curtido y definitivamente a estas alturas no será fácil de amedrentar y menos anularlo.   

Independientemente de la batalla legal para la cual seguramente ya se encuentra listo, Ruiz Rodríguez en este momento CUENTA CON ALIADOS claves en el escenario nacional que llegado el caso entrarán en acción para defender al periodista ante el deleznable silencio de la prensa local.

No sería más fácil revisar con seriedad y responsabilidad las publicaciones de E Consulta en los últimos 10 meses?

No cabe la más mínima posibilidad de algún error o descuido en alguna decisión de gobierno que haya sido señalada por el periodista y que mereciera ser enmendada?

En verdad es necesario seguir abriendo frentes todos los días contra diversas expresiones de la sociedad poblana?

Todo esto que estamos mirando es algo que ya lo vivimos hace 20 años en Puebla. ¿De verdad vale la pena repetirlo? Nadie sabe si podría tener el mismo desenlace, pero están en la mesa los mismos ingredientes y curiosamente casi todos los mismos actores de ese entonces.

Si se tomaran la molestia los estrategas del equipo armentistas de leer a Sun Tzu,  sabrían que los mejores generales son aquellos capaces de ganar una guerra sin presentar batalla, pero desafortunadamente, parece que son las emociones y no las razones las que están definiendo las decisiones de gobierno.

El pasado nunca se fue, sigue presente entre nosotros, de ahí el riesgo de que, el desconoce o ignora su  historia, corre el riesgo de repetirla…

* El autor es abogado, escritor y analista político.

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