Por: Antonio Sánchez R.
Siempre los mismo…
Por enésima ocasión, retomamos el tema del transporte urbano para confirmar lo que ya ha sido confirmado, super confirmado y multi confirmado: el servicio de transporte urbano que atiende a millones de usuarios en la ciudad de Monterrey y su área metropolitana es UN VERDADERO ASCO…
Esto lo venimos diciendo desde hace mucho tiempo, pero la verdad que nos deja sorprendidos la apatía con la que viene actuando quienes deberían procurar una verdadera mejoría en un servicio que cada vez, cada día, cada semana, incrementa sus broncas en gran medida.
Sólo para corroborar lo que nos han comentado y agregando lo que hemos captado de manera personal, con experiencias por demás molestas, podemos asegurar, sin lugar a dudas, que existe un severo deterioro en el servicio de transporte urbano, que se convierte en grosero cuando vemos que el costo para el usuario no corresponde a lo que se recibe.
Por principio de cuentas, les diremos que en cuanto al sistema de transporte Metro, en la presente administración estatal ya superó el cien por ciento de aumento en la tarifa, mientras que el costo de vida para el usuario supera en mucho, proporcionalmente hablando, el costo solo de ese servicio.
En menos de tres años, la tarifa del sistema Metro se ha incrementado en poco más del cien por ciento. A la salida del anterior gobernador de Nuevo León, el “famoso” Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, la tarifa era de 4.50 pesos. Ahora, con el no menos “famoso” FosfoGober, la tarifa normal supera los nueve pesos… más lo que se acumule en los próximos meses.
Paralelamente al aumento registrado sólo en este sistema de transporte, se ha registrado un serio deterioro en las instalaciones de la mayoría de las estaciones, así como fallas en sus estructuras. Está de más señalar que una de las fallas más puntuales se encuentra en el funcionamiento de las escaleras eléctricas en casi TODAS las estaciones de las tres líneas.
Y decimos que está de más señalar esta falla porque la mera verdad, si hoy le “meten mano” a ello, en menos de una semana se vuelve a los mismo. La mayoría de las estaciones no son aptas para a gente de la tercera edad, sobre todo en aquellas en las que no existen escaleras eléctricas, que son varias, y en las que los elevadores, por lo regular, están fuera de servicio.
Pero, volviendo al tema del costo, a lo que debe pagar el usuario, en este caso, el que paga tarifa normal, cuando paga su pasaje y posteriormente toma alguna ruta de camiones, recibe un descuento del 50 por ciento, peeero, si primero paga por trasladarse en camión y luego toma el metro, el descuento no alcanza ni el 25 por ciento.
¡Ah!, y no hablemos de la tarifa “preferencial”… En años anteriores, cuando “reinaba” la tarjeta “Feria”, sólo era cuestión de ir a cualquier oficina de la empresa que manejaba dicha tarjeta, presentar la documentación que avalara tu condición y se te proporcionaba la tarjeta preferencial.
En cambio ahora, sólo hay una oficina a la que se debe acudir, peeero no cuando el interesado quiera, sino que debe ser bajo previa cita y no existe información visible o a la mano en torno a los requisitos que se deben cubrir para recibir el beneficio de la tarifa preferencial.
Y cada vez que le rascamos más al asunto del transporte urbano, saltan más “piojos”, muchos asegunes. Por ejemplo, hay rutas que han recibido las nuevas unidades, esas de color verde, en las que no se acepta el pago en efectivo y en vez de mejorar el servicio, ha sido peor: los tiempos de espera se ha incrementado y el usuario se pasa eternidades en sus traslados, reduciendo así su tiempo de convivencia con su familia. ¿Y qué dicen las autoridades? Siempre lo mismo…