Luz María Ortiz Quintos

Me uno a millones de mexicanos que rechazan los hechos violentos en los que nos vemos envueltos día a día.

La falta de voluntad de las autoridades para cumplir con su deber —velar por la seguridad, la justicia y la paz— se ha vuelto evidente. Esas palabras se escuchan en tiempos de campaña, pero al momento de actuar, parecen olvidarse.

Hoy México está de luto.

Un hombre valiente, que enfrentó el abuso de los grupos delictivos, denunció la corrupción y buscó gobernar con justicia y paz, ha sido silenciado.

Su partida nos sacude como ciudadanos.

¿Qué más estamos esperando para reconocer la realidad en la que vivimos?

No quisiera estar en los zapatos de quienes ejercen el poder y tienen en sus manos la responsabilidad de protegernos.

Si aún tienen conciencia, no podrán dormir en paz.

Hoy, ser inmoral, mentiroso, abusivo, desleal o traidor parece no tener consecuencias.

Pero en esta vida —y para los creyentes, también en la vida eterna— todo acto tiene su juicio.

Los responsables de los abusos y del mal gobierno serán juzgados, y en ese tribunal no habrá forma de sobornar ni escapar.

Carlos Manzo, descansa en paz.

Dejas un vacío que nadie podrá llenar.

¡México, despierta ya!