Por Salvador Hernández LANDEROS
Si no quiere perder su registro, el proceso de elección del próximo presidente
del CDE del PRI en NL, debe ser limpio, transparente y democrático.
Pedro Pablo Treviño ya está con un pie fuera. Su período fue breve, sólo diez
meses, tiempo suficiente para mostrar lo que fue su capacidad política.
Hoy el PRI está lleno de inconformidades, con pleitos verbales, hasta pareciera
que se trata de cuervos y loros arrancándose el plumaje.
El presidente del CEN del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, debe dejar en
manos del Consejo Político Estatal la elección de su nuevo dirigente.
El PRI actual está derrotado. Hace menos de dos años perdió senadurías,
diputaciones federales y locales. Hoy es la tercera fuerza política en NL
La debacle del tricolor estatal en el último proceso electoral, fue consecuencia
de la división que se ha venido incubando desde el 2003.
El empoderamiento del Comité Directivo Estatal por los ex gobernadores,
José Natividad González Parás y Rodrigo Medina, fue causa en el 2015.
Un ex priista, por la vía Independiente, capitalizó la inconformidad social.
Ganó la gubernatura, pero fue una decepción y empeoró la imagen del PRI.
Para sustituir a Pedro Pablo se manejan los nombres de Héctor Gutiérrez,
Felipe Enríquez, Rogelio Cerda y Heriberto Treviño, alcalde de Juárez.
Hay una terna para gobernador en el 2021: Se dice está compuesta por
Ildefonso Guajardo, Adrián de la Garza y Cristina Diaz, ésta con un bajo perfil.
De ser sólo estos tres, sería los mismo de hace 20 años, salvo la inclusión de
una mujer. Si MORENA hace alianza con el PAN, será el funeral del PRI.
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