David Casas
Monterrey – La lucha interna por el poder en Morena, mantiene paralizado y muerto al partido desde la elección del 2018, dice Gibrán Ramírez Reyes que aspira a la dirigencia nacional.
También acusó que esta paralización se debe a la lucha que sostienen las diversas facciones al interior del partido.
Ramírez de visita en Monterrey afirma no tener padrino más que el de los militantes a diferencia, dijo, de sus contrincantes Mario Delgado que representa la continuidad y tiene el apoyo del poder, aunque se cuidó de excluir en esta cargada al presidente Andrés Manuel López.
Sobre Porfirio Muñoz Ledo lo calificó como el candidato de la camarilla burocrática, que, está falto de empatía en los últimos tiempos.
El candidato a dirigir el partido oficial en el País dice que éste está paralizado desde la elección del 2018 y analiza: “Debimos realizar hace prácticamente dos años la sucesión, la renovación de nuestra dirigencia y no la realizamos porque nos entrampamos en una lucha de facciones que no permitió que a la hora del mejor momento el partido floreciera cuando tuvo prerrogativas federales, estatales, cuando tuvo cargos electos en todo el País”.
Explica Ramírez que para volver a ganar los congresos y alcaldías debe existir una nueva estructura electoral que propone, con candidatos del pueblo y honestos, que compitan en igualdad de condiciones que los que pueden pagar una costosa campaña.
“Si queremos ser partido de mi democrático con candidatos de abajo, gente común, se tiene que facilitar que se ponga en circunstancias con quienes tienes consultores y pagan costosas campañas, además de abrirse a la lucha de las mujeres y los colectivos diversos que ellas encabezan”.
También propone la relación que mantendrá con el presidente López que, asegura, será apegada al proyecto de la Cuarta Transformación, pero no tendrá un papel de obediencia.”Morena tiene que ser un partido de acuerdo al presidente en su agenda de la Cuarta Transformación, si bien debemos respetar la distancia que el presidente ha puesto con el partido, porque no está dispuesto a mandar… yo no voy a tener un papel de obediencia, desde luego”.