“Andaba un cura bajito recorriendo la ciudad, desde el Uro a Monterrey y de Cadereyta hasta Apodaca, la fomerrey 9 y Progreso; predicando sin parar, pero no con letra muerta, sino con voz del Evangelio y actuación testimonial.
¿Cómo quedarme quieto –decía el Padre Guerrero-, cuando tanto dolor hay, sin nadie que los consuele y acompañe el caminar?… Por la lucha ambiental hizo honor al apellido y sin tregua y sin parar enfrentó a los gobernantes y al poderoso voraz.
Frente al micrófono de radio y desde el púlpito supo luchar, por eso la muerte ingrata siempre se lo quiso cargar. Prepárate Chemita canijo, -le dijo la deshuesada-, ‘ora si te cargo la chiflada Y al panteón vas a parar.
‘Pèrame tantito’ dijo el cura singular, nomás termino de rayo un manifiesto ambiental. Y así diciendo y haciendo terminó de redactar un documento preciso que al gober habría de dar. Luego que hubo acabado, otro espacio le pidió: dame tiempo hermana Muerte, que tengo junta urgente con Letty Hidalgo y su gente del Fundenl.
La Calaca tilica y flaca comenzó a desesperar al ver a ese cura activo que no podía parar. “Por la mañana Vive Católico, por la tarde el Arzobispo y por la noche el ejercicio en un calzada cerca de la casa sacerdotal”. Al otro día una transmisión Face Book Live, después “Cambios” en Multimedios y por lo noche un café en el Al.
“Ya me voy a escribir sobre el Sínodo de la Amazonia y luego sobre el de Alemania y más tarde voy a ver a mis Tigres ganar. Ahora voy a un concierto de Jose Luis Perales, más tarde a uno de Credence Clearwater Revival y después voy con el coro a ensayar”. Tengo Misa a las 12 en los Herreras y esta vez no puedo faltar.
Ya me hartaste Padre Memito, ‘ora si te voy a llevar`, hasta el camposanto del Refugio Arroyo Seco Querétaro Pa’ que puedas descansar.
Por eso cuando fugaz, uno pasa por su fosa, se oye a Jose Manuel Guerrero trabajando sin parar arriba de su Laptop, con sus audífonos puestos y su sombrero especial. Canta canciones chidas, baila huapangos y predica con el ejemplo a los muertos de cómo se debe amar”. Ahora descansa eternamente, leyendo “El cuidado de la Casa Común” y escandalizando “persignados” con su humilde opinión.