Por Rogelio Romero
El incendiario discurso del presidente Donald Trump señalando que le cometieron fraude en las elecciones presidenciales es una falta de respeto a los millones de electores que salieron a ejercer su derecho al voto a lo largo del país.
La jornada electoral aún no termina y en todo caso, las boletas de votación que se depositaron en estados como Pensilvania podrían terminar de contarse hasta el viernes.
Sucedió lo que la mayoría de los columnistas radicales y agoreros del desastre querían; Que el mandatario estadounidense se proclamara vencedor y que asegurara que el no reconocerlo asi, serían indicios de que se estaba cometiendo un fraude electoral.
El discurso del miércoles por la madrugada emitido por Trump fue considerado por la mayoría de la prensa estadounidense como una respuesta patética, sin sentido y un mensaje deprimente para los millones de electores que votaron por el partido de sus preferencia, porque cuestiona la legalidad de uno de los sistemas democráticos más seguros del mundo.
Desafortunadas las declaraciones del mandatario que fue incluso criticado por personalidades republicanas, respecto a que, sus declaraciones de fraude no tenían sentido y carecen de legalidad jurídica.
Además de que de nuevo recurre a la provocación y divisionismo, la prensa estadounidense solo lo interpretó como un berrinche más del mandatario republicano que quería que se le reconociera como ganador el mismo dia de la elección.
Trump no tiene ningún poder constitucional para parar el conteo de votos que está en proceso, los sufragios tienen que ser validados por las autoridades electorales solo ellas pueden tomar decisiones.
Otra cosa es cuestionar un proceso electoral después de que haya terminado, someter una denuncia ante una corte para que sea revisado o repuesto.
Lo único que hizo Trump fue hacer un llamado a la supuesta ilegalidad, ese mal que detestan millones de estadounidenses que confían en sus procesos electorales, el mandatario no puede hacer nada más que seguir el camino de los discursos incendiarios, si gana o pierde será decisión final de los electores que hicieron valer su derecho en las urnas.
Pero de nuevo es el mandatario quien siembra las dudas, la incertidumbre y solo quiere que las cosas se definan a su manera, la democracia y la constitución del país son de todos los estadounidenses no propiedad de una sola persona.