Walter Elizondo
Monterrey.- En 2011 José Gerardo Rocha Almanza salvó vidas cuando un comando de hombres armados atacó el Casino Royal donde murieron en un incendio 52 personas; hoy el héroe necesita ayuda de la gente para vencer al covid.
Entonces de 28 años de edad, este ingeniero en sistemas laboraba en el casino donde aplicaba sus conocimientos en el área respectiva cuando los atacantes incendiaron tras rociar gasolina las instalaciones.
Él estaba en la terraza donde sólo llegaba personal del casino; “de pronto vi personas que llegaban y me di cuenta del incendio. Una mujer embarazada, al verla me motivó a salvar gente pues mi esposa esperaba a uno de mis hijo”, dijo.
No dudó en hacerla de “banquito” y ayudar a los clientes a salir del lugar para que se pusieran a salvo entre ellos la mujer embarazada, mientras otras decenas resultaban lesionadas o intoxicadas con el humo, además de los 52 muertos.
Hoy, se encuentra grave a causa de covid en el Hospital Metropolitano y su familia pide ayuda de la ciudadanía para que done plasma.
Su hermana Deya Rocha, a través de diversos grupos en redes sociales pide que se “toquen el corazón” y lo ayuden ya que él apoyó a muchas personas durante ese ataque en el Royale a causa de un grupo de la delincuencia.
“Recuerdan el caso tan terrible que murió tanta gente ,y también mucha gente que fue salvada .y hoy gozan de la vida , pues el héroe del casino Royal el joven del banquito no dudó jamás en exponer su vida ayudando y prestando su espalda para sacar a más de 50 personas.
“El es mi hermano y está debatiéndose en el hospital Metropolitano por Covid 19. Está en estado crítico. Dios les bendiga”, escribió en Facebook.
El ataque fue realizado por un comando del grupo llamado Los Zetas, quienes habían exigido el pago por el derecho de piso y no se les había concedido.
Los hombres adquirieron gasolina en un expendio cercano y luego cerraron las puertas, rociaron las instalaciones y prendieron fuego.
En total fueron detenidas 18 personas, de las cuáles una falleció en el interior del penal del Topo Chico. De los 17 que siguen con vida, sólo cuatro han sido sentenciados con penas que van de los 75 a los 100 años de prisión.