
Lorena Gurrola
Alguna vez en un aula, ofreciendo una charla para sensibilizar a universitarios que se oponían al paro del 8M en 2020, un joven me preguntó ¿usted cree que está bien que destruyan todo?, respondí, lo que no creo que este bien es que yo tenga que aprobar cuánto enojo debe albergar la madre de una mujer asesinada o desaparecida, que espera años por justicia; o cómo debe desahogarlo, porque ni siquiera imagino lo que está viviendo.
A mí no me hizo feminista Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Sylvia Plath o Gloria Steinem; me hizo feminista Irene Pérez Garza, mi mamá. Es probable que ella no sepa nada sobre el movimiento feminista y eso no le impidió convertirme a esta ideología, seguramente tampoco sepa que es la causante de esta transformación hasta leerlo aquí, ahora.
El enorme amor que tengo al conocimiento y a los libros lo aprendí de ella, quién me repetía una y otra vez, “estudia para que tengas un buen trabajo y nunca tengas que depender de nadie”. Cada autor y cada texto que ha tocado mis manos y mi mente ha sido gracias a ese impulso de salir adelante aprendiendo, algo que ella me compartió.

La pasión por el trabajo, que hoy en día mucho me critican, me la enseñó de otra manera; no hay mejor enseñanza que el ejemplo. Día a día sigue saliendo a trabajar, sin importar el horario, las condiciones, el clima, la tarea o lo cansada que esté, ella no para, si ella no lo hace ¿cómo podría hacerlo yo?
Finalmente me enseñó a vivir sin ataduras de las imposiciones sociales, con el cliché del “qué dirán”, me motivó a tomar decisiones con libertad, incluso cuando se trataba de mi cuerpo y sexualidad, me enseñó a vivir mis derechos.
Mi madre sacó adelante a su familia sola, y con dos hijas que comen tanto no debió ser cosa fácil, mi madre se superó no solo económica sino también emocionalmente tras décadas de opresión de un agresor y un entorno violento. Y este carácter de defensora de injusticias que me cargo y que en tanto lío me ha metido ¿de dónde creen que salió?.

Cuando lees, cuando estudias, cuando trabajas, cuando eres libre y cuando te sabes igual; cuando amas, cuando luchas, cuando defiendes, cuando proteges, cuando escuchas, cuando apoyas, cuando vives tus derechos; ahí vas por la vida siendo una feminista, lo sepas o no.
Es posible Irene que está sea la primer marcha a la que me acompañas, el domingo de nuestro 8M, aún no sé si podrás asistir o no, pero si no puedes no te preocupes, eres la más feminista mujer que conozco, tampoco importa tanto si estas ahí, porque de tu feminismo dan testimonio al menos tus dos hijas y tus dos nietas, más todas las generaciones que vengan.