sáb. Dic 14th, 2024

Arnulfo Vigíl

A pesar de la difícil situación económica en que se encuentran sumergidos no pocos ciudadanos mexicanos, mejor, casi todos los ciudadanos mexicanos, la indolencia permea en todos los ámbitos, mejor, en los ámbitos de gobierno y de la iniciativa privada. Sin piedad alguna clavan las uñas sobre el indefenso ciudadano, es decir, la mayoría de los ciudadanos. 

Todavía ven que la cosa está más que grave y aun así hunden sus fauces lodosas. Quizá de eso se trata, de ver a los ciudadanos todos amolados. Porque de esa manera los grandes empresarios, el gobierno, los tienen cautivos. La mayor parte de los grandes negocios y empresas privadas lucran con el dolor de los pobres. Los exprimen a más no poder. Por eso los dueños de esas empresas son millonarios: su fortuna la han adquirido del dolor, de la sevicia, del hambre de los mexicanos. 

    La tienda Suburbia, dice un vecino, le cobra y lo amenaza con enviarle su jauría de abogados, porque debe una tarjeta que nunca usó o, más bien, una vez usó y pagó. Si acaso quedó a deber veinte pesos y ahora le cobran 25 mil pesos. Disfrazada de apoyo a los ciudadanos, la tarjeta en realidad es una firma de vida o muerte. Y de esta manera, más que con las ventas, Suburbia ha llenado de dinero a su dueño, un megaempresario. Por cierto tenaz enemigo del presidente Andrés Manuel López Obrador porque lo obligó a pagar impuestos.  

    Oro negocio vampiro, que vine se chupar la sangre a los ciudadanos, es IZZI, que ya saben de quién es. Primero te venden el servicio de Internet a un precio, y al mes ese precio es mayor. Y a los meses aumentó otra vez. Y la calidad el servicio deja mucho que desear. Es decir, te quitan el dinero, te roban el dinero. Porque no ofrecen un servicio de calidad. Y en el colmo de la indolencia y la vesania, si te pasas una vez de pagar el recibo a tiempo, al siguiente recibo te cobran 100 pesos. Es decir, te castigan. Pero ¿quién es IZZI para castigar al ciudadano? No estamos en la época porfiriana con sus tiendas de raya. Para eso se hizo la Revolución. Y esos 100 pesos se los quedan como si nada.  

    Recientemente las tiendas de convivencia Súper 7 empezó a vender todos sus productos con la fracción 50 centavos. Compras un café en la mañana son 22.50. Compras un litro de leche, son 28.50. Unas galletas 14.50. Una Pepsi 15.50. He ahí el truco. Nadie, o casi nadie, trae en su bolsillo la fracción 50 centavos. Es más, esa moneda casi ni se usa, como la moneda de 20 centavos que desapareció. Pues bien. Si pagas el producto y no traes los 50 centavos entonces las galletas te las cobran a 15 pesos, porque la tienda tampoco tiene los 50 centavos, o los tiene pero los esconde. Así, estás pagando 50 centavos de más por un producto que antes costaba determinada cantidad más 50 centavos. 

    En Agua y Drenaje se tomó la decisión de recortar el suministro de agua a los hogares como medida ante la sequía. Y te aumentaron el recibo. Es decir, el gobierno te quita el agua y te cobra más caro un servicio que no brinda.

    Y a qué se debe esto. A que los empresarios, el gobierno y uno que otro gandallón puede hacer lo que quiera al cabo que la gente no protesta. Es cierto. Entusiasmados por el futbol, las telenovelas y Chavana los ciudadanos son productos para las cajas registradoras de las grandes empresas. Aunque no todos.    

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