Hubo un joven, el penúltimo de 12 hermanos: José, quien soñaba con la grandeza, sin embargo, Jesús dijo que todo aquel que quiera ser el mayor, deberá ser siervo de todos.
¿Cómo podemos saber si son nuestros sueños o los de Dios? Si el sueño se cumple, Dios lo puso ahí para probar tu corazón y cómo reaccionarías ante él.
¿Tus sueños son para exaltar tu grandeza o la Suya?
Aquel José recibió el más duro entrenamiento: fue humillado por sus hermanos, vendido como esclavo, acusado injustamente por sus patrones y puesto en la cárcel, y olvidado por el contemporáneo a quien ayudó a salir de prisión.
Sin embargo, todo lo que Dios permite, tiene un propósito, y el carácter y personalidad de José fue fortalecido de tal manera que donde quiera que iba, prosperaba y junto con él, quienes lo habían apoyado, hasta que un día, al interpretar un sueño, se convirtió en el segundo al mando de Faraón administrándolo todo.
Entonces fue conocido entre los egipcios y el mundo alrededor como Zafnat-Panea, que quiere decir “preservador del mundo”, “mantenedor de vida” o “el que revela secretos”
Cuando decidas seguir los sueños de Dios, éstos se van a cumplir de formas insospechadas y serás conocido no por tu tragedia sino por la serie de eventos que te llevaron a las alturas para bendecir a otros.
Los sueños que Dios dio a José le permitieron preservar la vida no solo de un país, sino la de su propia familia que se convertiría en una gran nación próspera hasta nuestros días.
Dios tiene más de ocho billones de sueños y tú eres uno de ellos.
¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo. Solo la Verdad te hará verdaderamente libre.
Gn. 37-50 | Mt. 20:26 | Ef. 2:10
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