Por: Antonio Sánchez R.
Proceso en puerta…
Aunque parezca algo lejano, el proceso electoral del 2024 se encuentra ya prácticamente a la vuelta de la esquina. Estamos a poco más de un año de que a gente acuda a las urnas para elegir a quienes quieren que los gobiernen a nivel municipal o a quienes deseen que los representen en los congresos estatal o federal y, finalmente, a quien vaya a ocupar la silla presidencial.
Muchos puestos de elección popular estarán en juego y cada partido deberá de elegir a alguien para cada uno de ellos; dentro de unos meses, la actividad partidista se verá inmersa en una vorágine cíclica, recurrente, semejante a la ocurrida hace tres, seis, nueve o más años. Aunque se diga que cada proceso es igual, eso no es cierto, pues cada vez nos topamos con algunas novedades.
Aunque habremos de decir que algunas de esas novedades, no serán tan “novedosas”, pues resulta que volveremos a ver caras ya conocidas, aunque tal vez vestidas ahora con otros colores, y que el “chaqueterismo” se ha vuelto una práctica muy popular, sobre todo entre aquellos que se niegan a soltar la “chiche” de los presupuestos oficiales.
La mayoría de los partidos ya tienen en sus manos las listas de los posibles candidatos y las sedes municipales han cobrado vida de una manera “mágica”. Obvio, los “suspirantes” empiezan a visitar los comités, esos comités que tuvieron en el olvido durante muuuchos meses y que hoy pareciera que recuperan la memoria y recuerdan su ubicación.
Pero habrá otros que aún no estén funcionando, ya sea porque no les corre prisa o quizá porque de antemano estimen que por más trabajo y dinero que le destinen, resultará infructuoso, pensamiento por demás decepcionante, pues no hay peor derrota que aquella en la que se pierde sin haber luchado. Si una gota de agua constante puede perforar la superficie más dura, la insistencia y el trabajo permanente puede conducir a la victoria.
Si bien es cierto que para Nuevo León será crucial esta elección, lo será aún más para el país, pues termina, por fin, un mandato colmado de polémica constante y, para muchos, una fallida transformación, pues las cosas siguieron siendo igual que siempre, con una simulada lucha contra la corrupción, en la que sólo cayeron “chivos expiatorios” y nunca los verdaderos culpables, entre los cuales están gente muy cercana a la nueva “mafia del poder”.
Se dice que un buen laboratorio, previo a la elección presidencial será la elección de gobernadores de Coahuila y Estado de México, procesos que se llevarán a cabo el domingo 4 de junio, los cuales arrojarán una especie de radiografía de lo que podría ocurrir el 2024. Ambas entidades están consideradas como los principales reductos del priísmo a nivel nacional, por lo que lo que ahí suceda en este año repercutirá de manera importante en la elección presidencial, por lo que no duden ni tantito que “la mano que mece la cuna” se haga presente, de nueva cuenta, como ya ha ocurrido en otras elecciones celebradas en estos últimos años.
Se habla de que en Coahuila, el aspirante de Morena tiene un 43 por ciento de aceptación, en tanto que el del PRI tiene el 45 por ciento. Ojo, tener un 43 por ciento de aprobación no es lo mismo que tener eso mismo en cuanto a preferencias electorales. No hay qué olvidar que en el proceso de 2021, para los congresos local y federal, Morena fue arrasado materialmente, por lo que no sería nada raro que volviese a ocurrir. Y en el Estado de México…, bueno, del EdoMex les comentaremos en la próxima.
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