Gerson Gómez
Todos los war rooms llevan semanas trabajando. Incluso en el control de daños. Ya son visibles los del partido oficial. Cuatro menciones. Todos distintos y a la vez iguales. Para quienes los cargos públicos, en pocos días, les serán lastres a fin de cumplir con la simulación de la ley. Ya no están Ciro ni Lorenzo. Ni sus amenazas de descalificaciones. De reuniones para inventar e imponer sanciones a estos personajes. Claudia, Marcelo, Adán y Ricardo. La caballada de la inconcebible coalición del PRIANRD luce tan delgada y espuria, como el liderazgo extendido de sus presidentes. Ellos quieren negociar, después del resultado de Coahuila y el Estado de México. Contabilizar sus barajitas, como le llaman a la validación del proceso del 2023. Son las federales, las renovaciones desde la presidencia, diputación y el senado, además de alcaldías y legisladores locales, donde se empalman todas las secrecías y fidelidades. Ya se midieron, descarrilaron y evitaran el descalabro. Como al alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, quien confirma ir por un segundo periodo. Mientras el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, aun piensa en contender por la presidencial, siempre y cuando Dante Delgado le dé la luz verde. Ni Ricardo Anaya, Marko Cortés Enrique de la Madrid, Alejandro Moreno o Jesús Zambrano, son material de competencia. Tan solo de reúso. Ya muy raspados y ajenos a toda la estructura real de sus partidos. Margarita Zavala, Josefina Vázquez Mota, Xóchitl Gálvez o la candidata próxima a la derrota Alejandra del Moral, podrían reducir la ventaja de intencionalidad del electorado hacia Claudia Sheinbaum. Eso lo saben hasta la milicia. A quien la ven como moldeable, incluso para continuar extendidos, con el modelo de negocio de sus generales. sonico2@hotmail.com