Por Salvador Hernández LANDEROS
Tiene pruebas o en qué se basa el presidente Andrés Manuel López Obrador, para calificar de “mentiroso, calumnioso y corrupto” al periódico El Norte.
La noche del viernes un reportero quiso entrevistarlo, pero al identificarse de El Norte, se negó diciéndole, “son mentirosos, calumniadores y corruptos”. (sic)
El presidente y sus palabras quedaron en un video grabado por el reportero Juan Carlos Rodríguez, el cual es del dominio público a través de redes sociales.
No es la primera vez que el mandatario federal arremete contra ese periódico. Aquí en Nuevo León hay más medios de comunicación, impresos y televisivos.
Los términos verbales que empleó el presidente, la máxima autoridad política en México, son relevantes porque estos pueden configurarse en delito.
La consecuencia más directa que surge de la mentira es el daño emocional que se le hace a la persona que se le miente, en este caso, sería al lector.
Este se sentiría engañado y traicionado, con sentimientos negativos, dolorosos, amargos. Esto lleva una pena de 2 años de prisión si se imputa un delito grave.
La calumnia es considerada como uno de los delitos contra el Honor, implica un hecho delictivo falso, nada que ver con la injuria que atenta la dignidad.
Hay otras calumnias que son con dolo y difamación, que encuadran con el derecho a la información y la libertad de expresión, que tienen sus límites.
Según la ONU, la corrupción es un fenómeno social, político y económico, que se da en la función pública y sector empresarial para obtener ciertos beneficios.
El Norte está en su derecho de denunciar al presidente Andrés Manuel. Y éste, el deber de informar al pueblo y con pruebas, el porqué, difamarlo de esa manera.