Por Pedro García
Por la variedad de los temas que aborda, derivados de las preguntas formuladas por los periodistas, las conferencias del presidente López Obrador son comparables a un noticiario cuyos contenidos casi no tienen desperdicio.
La aparición diaria del Presidente ante los reporteros casi ha relevado la atención en los informativos de la mañana.
Por nuestra parte, nos resulta inevitable presenciar la prolongada conferencia, rica hasta con algunos detalles como por ejemplo la revelación del jefe de la Nación de que no le pidió la renuncia al titular de la Comisión Reguladora de Energía a quien atendió en audiencia personal, como lo había adelantado recientemente.
Al respecto, expresó que “antes” se exigía la renuncia a funcionarios y en los casos de que alguno se resistiera a dejar el cargo se acostumbraba a amagarlos con la presentación de “expedientes” con presunta información comprometedora y se le obligaba a firmar el retiro laboral.
Este miércoles, López Obrador comentó su decreto de abrir los archivos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) para su consulta pública, y aclaró que no toda la información que contienen los documentos es cierta.
“Les adelanto una cosa: no todo lo que se dice ahí es cierto. Acuérdense que eso se manejaba en función de los intereses del Estado, hablo por otros y también por mí. Hay muchas cosas que no son ciertas, no porque sea el archivo del Cisen, o de la DFS, ya todo lo que ahí se especifica es cierto. Inventaban cosas y fabricaban denuncias, sobre todo para cuando se trataba de opositores al Estado.”
En fin. El Presidente aborda en sus conferencias asuntos de la inseguridad, incidencia de homicidios, feminicidios, turismo, temas de controversias políticas, cuestionamientos sobre metas de crecimiento económico, hasta deportes y cultura: “¿ya habló con el director de cine Cuarón?”.
En televisión puede uno sintonizar la conferencia en el Canal 11 del Politécnico o el 14 de la cadena SPR, Sistema Público de Radiodifusión, ambos con excelente programación, por cierto.
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El senador Félix Salgado Macedonio se aventó una declaración en relación a los ministros de la Suprema Corte de Justicia que va a levantar alguna polvareda:
“Si no se ajustan a la Ley Federal de Remuneraciones, porque están obligados a eso, estaremos aquí planteando la desaparición del máximo tribunal. De plano.”
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El secretario general (muy devaluado) de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro intenta –preso de la desesperación- obligar a México a desconocer al mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
Léase al impertinente, en nota publicada por el diario mexicano El Financiero:
“El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, advirtió que en el caso de la crisis en Venezuela no se puede apostar por la neutralidad, como la de México, y la permisividad, porque eso puede afectar a toda la región.”
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La perredista (¿aún?) Rosario Robles podría pasar del “no te preocupes Rosario” al ¡ampárate Rosario!, toda vez de la persistencia del caso de la ”estafa mayor”.
Lo mismo el rectorado de una universidad pública que está a punto de ser llevado a “barandilla”.