Por Salvador Hernández LANDEROS
Tal vez Marco Antonio Solís, “El Buki”, nunca se imaginó que una de sus
composiciones musicales de mucho éxito, se asemejaría a una premonición.
Y no sólo por el título, sino también por la letra que escribió y que, en algunos
párrafos, pareciera anticipaba lo que se está viviendo en el País y Nuevo León.
“A dónde vamos a parar”, con el presidente Andrés Manuel López Obrador,
que pareciera se refería a él, “con esa hiriente y absurda actitud” mesiánica.
O en NL, con Jaime Rodríguez Calderón y Samuel García, al anticiparse en su
relación de el “Porqué ya no podemos hablar, sin una guerra empezar”.
También, con Manuel Flores González y su sonado caso de las “Bronco
Firmas” diciendo, “Ya ves, siempre acabamos así, sólo haciéndonos sufrir”.
“Tal vez, por lo que fue nuestro ayer, nos cuesta tanto ceder”, en todos los
partidos políticos y los alcaldes de Monterrey y su área metropolitana.
“Dándole siempre más valor a todo, menos al amor”, frase dedicada a las
cofradías incrustadas en Gobiernos, Congresos, Fiscalías y otras áreas oficiales.
“A dónde vamos a parar”, “cayendo siempre en el mismo error”, refiriéndose
a los votantes de NL y del País, que nos equivocamos siempre con el candidato.
La ciencia sostiene que la premonición no existe y podría ser un hecho casual
sobre la manifestación de algo que el individuo sabía a nivel inconsciente.
Pero cómo interpretar que en canciones hay premoniciones, como la que dice:
“Las torres que en el cielo se creyeron, un día cayeron en la humillación”.
Nada que ver con Estados Unidos, las Torres Gemelas, o Bin Laden. Es la
canción “Amor que malo eres”, un bolero del cubano Luis Marquetti y éxito
del trio Los Panchos en 1950, es decir, casi 50 años antes de ese atentado.
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