mar. Abr 29th, 2025


Por Salvador Hernández LANDEROS
La vida personal de un político o funcionario es privada y se debe respetar,
siempre y cuando no la involucre en las actividades públicas que desempeña.
Si el político o funcionario tiene desavenencias en su matrimonio, es muy su
vida. Pero si estas se ventilan a través de los medios, las cosas toman otro giro.
Sobre todo, si quien las trasciende, “denuncia” que su ex esposo es “el
operador” de un alto funcionario y que ella, “sólo veía pasar los millones”.
Viene al caso por lo que se publicó el jueves en El Horizonte y el viernes en la
Edición Sierra Madre de El Norte, sobre las actividades de dicho ex esposo.
La mujer, de quien por razones obvias no mencionamos su nombre, denunció
que su ex esposo, Miguel García, es el “operador” de Manuel González.
Ella subió videos en redes; fotos y texto con un mensaje en WhatsApp, donde
acusa al jefe de su ex esposo por decir él: “Ya tendremos tiempos de desquite”.
En este problema, muy personal de esa pareja, el perjudicado es el Secretario
General de Gobierno, quien está obligado en hacer algunas aclaraciones.
De entrada, aclarar cuál es la función del “operador” Miguel García, alias “El
Rojo”, personaje conocido por otros empleados en Palacio de Gobierno.
Así mismo, porqué trae escolta armada adscrita a Fuerza Civil con oficio de
comisión y tripula un vehículo blindado GMC, modelo reciente, tipo Denali.
También, porqué ocupa una oficina por el rumbo de La Purísima, una cuadra
abajo de la calle Hidalgo, a espaldas del despacho de reconocidos abogados.
Lo del “operador” es problema personal; lo de Manuel, los millones y demás,
son cosa pública. Punto.
chavalolanderos@yahoo.com.mx

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