Por Salvador Hernández LANDEROS
Si al Fiscal Anticorrupción del Estado se le pagara un costo por cada caso
resuelto, por sus resultados, hoy estuviera viviendo de fiado.
Al pueblo de Nuevo León le cuesta muy caro Javier Garza y Garza. Y para lo
que ha hecho no es necesario darle salario y menos las prestaciones.
Si estuviera contratado por una empresa, en el primer semestre lo hubieran
separado sin liquidación ni bono, por su nula productividad.
Lleva dos años en el cargo y es fecha que no ha concluido un solo caso de
corrupción denunciado. Y ninguno denunciado por el mismo.
Recién inició tenía el caso del “Cobijagate” y, a cuatro años de denunciado,
apenas el 29 de enero iba pedir al Juez vincular a proceso a los implicados.
Pasaron los meses y El Norte le puso en bandeja el caso de “El Dron”. Citó
vendedores y funcionarios. Según él había delito para imputar. Puro Rollo
Tronó el cohete con el asunto de la suegra de “El Bronco”. Ahí se la llevó.
Sólo imputó a funcionarios menores que están libres. Y el rollo sigue.
Actualmente anda distrayendo con la adquisición de tecnología en seguridad
a Nunvav, empresa relacionada con Genaro García Luna. Ahí hay más rollo.
El Fiscal Anticorrupción tiene un salario muy por encima de sus resultados,
además de prestaciones que doblan su sueldo. Viáticos, carro y chofer.
En los casos, el Gobernador ni sus luces. Lejos de ayudarlo, lo hace ver como
un ejecutivo que no sabe nada de lo que hacen sus subalternos. ¡Que oso!
Queda claro que en las instituciones que conforman el Sistema Estatal
Anticorrupción, hay abogados con más capacidad, experiencia y prestigio.
chavalolanderos@yahoo.com.mx