Por Salvador Hernández LANDEROS
El 30 de diciembre del 2010, en un artículo titulado “Cuidemos a las mujeres” advertimos sobre la violencia que se estaba generando en contra de ellas.
En ese entonces, a la violencia en contra de las mujeres, no se le calificaba como feminicidio. Era un homicidio y nosotros lo llamamos “femicidio”.
Diez años después de esa advertencia, hoy la tratan como “novedad”, un colectivo promueve “El 9 ninguna se mueve” y políticos exigiendo Fiscalías.
En Nuevo León, Rodrigo Medina y Jaime Rodríguez Calderón, abandonaron el Instituto Estatal de las Mujeres, que era atendido por María Elena Chapa.
Con más pena que irritación, les reproducimos ese artículo que se publicó en otro portal que luego cambió a www.scriptamty.com.
De ahí, apreciables lectores, deduzcan ustedes el interés que le pusieron, tanto las autoridades como la sociedad misma, para atender ese problema actual.
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Cuidemos a las mujeres
Por Salvador Hernández LANDEROS diciembre 30 del 2010
A un día de cerrar, no sólo un año, sino también una década de este incipiente milenio, vemos con preocupación y sentimiento, el maltrato que se le sigue dando a las mujeres que son víctimas de la violencia y que a muchas les ha provocado la pérdida de vida.
Las conductas misóginas han provocado que los femicidios repuntaran un 65 por ciento en el año que está por concluir, en el que 40 mujeres perdieron la vida a causa de la violencia social relacionada con el crimen organizado y 26 por violencia intrafamiliar o de género.
Según el informe del Instituto Estatal de las Mujeres, en Monterrey murieron 19 mujeres, en Ciudad Guadalupe, 10; en Benito Juárez, 7 y en Santa Catarina, 4.
Los femicidios que se han cometido en la década, alcanzaron una cifra muy cercana a las 400 víctimas. Fueron hechos en los que a las mujeres se les impidió su libertad de expresión, al trabajo, la salud misma, o a otros derechos.
Pero, según el reporte, son miles de mujeres que en esta década también fueron víctimas de la humillación, discriminación, o bien, que han vivido presas de los celos en su entorno, mujeres que, aunque reconocieron tener problemas que requerían terapia o la acción de las leyes, no volvieron a denunciar por temor a las represalias de su pareja.
Campañas van y campañas vienen, pero el macho, o el misógino, sigue imponiéndose a su pareja a través de la intimidación física o verbal, la angustia, la amenaza, incluso, otros muy modernos, ejerciendo presión a través de la red cibernética.
Algo tendremos que hacer, sociedad y autoridades, para evitar que las mujeres sigan siendo víctimas del acoso del machismo. Las autoridades, tal vez incrementando penas y más acciones sociales y por su parte, la sociedad, principalmente la masculina, recordar que, de la pareja, la mujer es un Ser sublime.
chavalolanderos@yahoo.com.mx