lun. Abr 28th, 2025


Por Salvador Hernández LANDEROS
Siendo pobre, la vida se puede vivir con dignidad.
Cuando la pobreza no da para comer y se tiene hambre, la dignidad y hasta la
vida se pierden.
Por ello, no debe espantarnos que un cartel del narco distribuya despensas
entre la gente pobre que padece una situación calamitosa.
Entendamos que la pobreza es un caldo de cultivo.
En cierta pobreza hay un desperdicio social, producto del abandono de la
sociedad misma y los gobiernos.
Cómo exigirle dignidad a una pobreza hambrienta para que rechace esas
despendas. Pudiera tratarse de apoyo bondadoso, pero suena a utopía.
En sectores vacíos de atención, donde el hambre puede más que la dignidad,
son donde deben enfocarse los programas oficiales de asistencia social.
Por ejemplo, el programa de Apoyo a Adultos Mayores.
En esencia el programa tiene sustento social, pero llega a partes dónde no se
necesita. Llega a adultos que no tienen la necesidad del pobre.
La voluntad se gana.
Si es organizada por la delincuencia, ganarán abrazos. No necesitarán balazos
para convencer y hasta cambiar un pueblo entero.
La dignidad hace valer al pobre que se comporta con responsabilidad y respeto.
Y eso está muy por encima de quien todo tiene, menos dignidad.
chavalolanderos@yahoo.com.mx

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