Por Salvador Hernández LANDEROS
No es por “aguarles la fiesta” a todos aquellos que andan alborotados porque su candidato preferido, “encabeza” las preferencias preelectorales.
Con toda la pena, pero hay que ubicarlos. Aún no estamos en tiempos para creer que tal o cual será quien lleve las de ganar en el proceso del 2021.
No se engañen ni se dejen engañar. Lo que leen, ven o se enteran, no son encuestas reales. Son promociones de imagen y tienen un costo alto.
Eso de que a un año de las elecciones fulanito de tal, o zutanito lleva 20 puntos arriba, o que menganito encabeza tal grupo, es promoción disfrazada.
Los que aspiran al cargo de elección, pagan su promoción para que lo pongan arriba de esa engañosa encuesta. Y cuando los cuestionan, ni responden.
Hay empresas que se dedican a las encuestas y la mercadotecnia. Hay unas muy serias, al igual que medios comerciales con disfraz de periódicos.
Un ejemplo del engaño. En un universo de un millón de votantes anuncian que: “la encuesta se realizó por teléfono entre 400 personas adultas”.
Los que andan acelerados porque sus bonos suban, son los que más acuden a esta artimaña política para no caer en actos anticipados de campaña.
A partir de octubre de este 2020 se inicia lo que será el proceso electoral que culminará en junio del 2021. Y los candidatos se definirán en enero.
Actualmente no hay nada de nada para nadie. Ninguno está amarrado como seguro candidato para contender para gobernador, alcalde o diputados.
Samuel, Clara Luz, Tatiana, Adrián, Ildefonso, Cienfuegos, Carlos, Víctor y cien más, aspiran a un cargo, pero hasta hoy, ninguno está seguro.