Por Rogelio Romero
El mensaje de que el gobierno no tiene preferencias en el combate a las organizaciones criminales del país emitido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es una clara señal de un viraje en el manejo de la política de seguridad nacional.
Esto quedó reforzado con varias acciones reciéntenles llevadas a cabo por la actual administración federal, entre ellas la detención en Guanajuato el fin de semana del líder del cartel de Santa Rosa de Lima, José Antonio Yepez Ortiz alias “El Marro”.
Así como poner bajo jurisdicción del ejército y marina, la vigilancia y seguridad de las aduanas asi como puertos del país, ante la fuerte corrupción detectada, que de alguna forma sigue permitiendo el paso de droga entre ellas el fentanilo.
Al gobierno de Estados Unidos le interesa que México aminore el paso de este tipo de drogas por sus fronteras, debido a la alta mortandad que ha tenido en el país sajón el consumo de fentanilo y heroína negra, así como nuevos y mortales “cocteles” de narcóticos.
La detención del “Marro” es solo el comienzo de una estrategia de seguridad nacional más enfocada en asestar duros golpes a las organizaciones criminales, en la mira de ambos gobiernos está el Cártel Jalisco Nueva Generación y su líder Ruben Oseguera Cervantes.
Al CJNC le han confiscado grandes cantidades de droga en México y Estados Unidos, el rastreo de cuentas bancarias ligadas a sus actividades ilícitas siguen afectando su estructura y capacidad.
Los videos mostrados en redes sociales sobre una “una gran fortaleza” muestran lo contrairio, el clamor propagandístico de querer probar que permanecen vigentes.
La inteligencia mexicana sabe que el “Mencho” anda a salto de mata y que su captura también es importante, más cuando el país vecino lo considera como un objetivo primordial en la lucha internacional contra el narcotráfico.
Aunque el presidente no lo diga abiertamente, el viraje en el tema de seguridad nacional se dio tras el atentado que sufrió el secretario de seguridad capitalina Omar García Harfush, esto a manos de sicarios contratados por el cártel jalisciense.
Así como las amenazas que sufrieron algunos funcionarios federales y que fueron confirmadas por el Secretario de Seguridad Pública federal Alfonso Durazo.
Si Durazo se queda o se va del gabinete por aspiraciones políticas distintas, esto no afecta la línea de trabajo que en materia de seguridad nacional seguirá el gobierno mexicano.
Acierto si lo es y muy significativo, el hecho de lograr la captura de capos asi como seguir minando la estructura de operaciones materiales y financieras de las organizaciones criminales.
Pero también lo es seguir la llamada “ruta del dinero” en los casos de ladrones de cuello blanco y, si las indagatorias sobre la corrupción del caso Odebrecht y la planta de Nitrogenados llevaran al esperado enjuiciamiento de ex altos mandos gubernamentales.
Parece que el PRI y PAN no asimilan algo que está muy claro entorno a la colaboración en materia de seguridad nacional entre México y Estados Unidos, lo explicó el mismo canciller Marcelo Ebrad;”ha sido la mejor colaboración entre los 2 países en años recientes”.
Y gira en torno a 3 ejes centrales: Debilitar las estructuras materiales y financieras de los grupos criminales, disminuir el tráfico de armas y extraditar a los capos que sean requeridos en Estados Unidos.
No repetir los errores que cometió el gobierno calderonista de aparentar una guerra contra los cárteles que solo detono la violencia generalizada en el país, y que hasta hoy ha costado miles de muertes.