Por Salvador Hernández LANDEROS
Reconforta que el presidente voltee sus ojos a Nuevo León, pero alienta más que, aunque sea de pasadita, venga sin resabios a visitarlo.
Sea pues bienvenido al Estado que más aspira y promueve la Democracia. Nos guste o no, usted es el presidente de México, nuestra Patria.
Desde antes de que Andrés Manuel López Obrador naciera, Nuevo León era ya una tierra de pujanza, trabajo y progreso para toda la Nación.
Desde principios del siglo pasado cobijó a familias inmigrantes de otros Estados. Y las puertas siguen abiertas para el trabajo y el progreso.
Nuevo León fue ejemplo nacional. De sus empresarios, fue el molde para la creación del IMSS, Infonavit y, sobre todo, la educación superior.
En tiempos actuales las cosas son muy diferentes. Algunos han desviado la mística del trabajo y ahorro, la austeridad, honestidad y decencia.
Pero la mayoría de los empresarios siguen aún el ejemplo que heredaron de los prohombres que, en mangas de camisa, dieron imagen mundial a México.
En esta tierra se aplaude y se apoya su combate a la corrupción endémica. Que se castigue conforme a derecho y no con publicidad electorera barata.
Si está empeñado en combatir la corrupción, más que en el sector privado, lo puede encontrar en el sector oficial. En los medios están las denuncias.
Lamentamos lo que está sufriendo México por el Covid-19. No reparta culpas del pasado, todos somos responsables. Aportemos y compartamos apoyo.
Andrés Manuel López Obrador es el presidente de México. Gobierne para todos y asuma el liderazgo que anda extraviado desde hace ocho sexenios.