Por Salvador Hernández LANDEROS
El presidente AMLO vino a NL y fue a la refinería para clavarle la puntilla a Samuel García y mandarle una señal a Dante Delgado Ranauro, líder de MC.
Más claro no pudo ser el mensaje para que el senador olvide su aspiración a la gubernatura y hasta su permanencia en Movimiento Ciudadano.
Las redes sociales no matan. La ambición política sí. Igual mata la falta de oficio, no cuidar las formas y, sobre todo, andar brincando las trancas.
Todo era cuestión de tiempo. Samuel no supo medir la diferencia de los años, las mañas y el oficio en política entre él, López Obrador y Delgado Ranauro.
Un día Samuel brincó una tranca federal. Iluminado por unas encuestas a su favor, “fue por lana y salió trasquilado” de la refinería de Cadereyta.
Días después, él sólo se puso la soga al cuello y se ahorcó en las redes sociales. Las redes que lo catapultaron fueron las mismas que lo desplomaron.
Ante la caída de su popularidad, salió a denunciar que le habían hackeado su cuenta. Según él culpaban a Colosio y de su salida de Movimiento Ciudadano.
Venir AMLO a NL sólo a “una mañanera” y visitar la refinería para decir que “es mínima su contaminación y no se puede cerrar”, costó mucho.
Movilizar al presidente, su comitiva y el aparato de seguridad, para eso, mejor lo hubiera hecho donde siempre, pero, el fin justifica los medios.
Clavar la puntilla a Samuel, va más allá de la sucesión por la gubernatura. Contra Delgado Ranauro, hay más de fondo. ¿Saben quién hizo a Dante?
En su trato con el gobernador, AMLO guardó distancia. Y de los precandidatos, el único invitado fue Adrián de la Garza, con quien, para bien o para mal, se tomó la clásica foto del recuerdo.