Pedro García

Como en política a los ex Presidentes, ya urge efectuar una consulta popular para revocarle  el mandato al señor Ferreti, o dejarlo hasta el 2024, dados los resultados desastrosos de los últimos partidos con pérdida de victorias en el último minuto (que también tiene 60 segundos, decía el señor Fernando Marcos).

Dice el Director Táctico de los Tigres que dominaron la mayor parte del encuentro frente a los Xolos de Tijuana en una declaración muy graciosa.

El señor Ferreti tiene más o menos a salvo su táctica para 85 minutos pero, por lo visto, esta semana debe ensayar a su equipo con una estrategia específica para resistir sin admitir goles en los últimos cinco minutos.

En Tigres hay asistentes del DT a pasto, pero le falta un entrenador para momentos de crisis, es decir, los últimos cinco minutos de cada juego.

Por otro lado, el entrenador no atina a conservar las victorias porque

no usa las piernas frescas, jóvenes, de Leo Fernández quien consume su juventud en la banca, habiendo sido el mejor futbolista, en torneo anterior alineando para Toluca.

Los expertos dicen que Tigres también cuenta con otro jugador valioso al que le conocen como “El Diente”, y eso es precisamente lo que le falta al equipo, dientes para anotar goles.

La otra solución es que el club auriazul saga de su rutina de sólo anotar un tanto por partido.

Debe aprender de Rayados y América, por ejemplo, que aprovechan las oportunidades sin ser –ni de lejos- equipos perfectos; América se ha sobrepuesto a dos derrotas dolorosas y ganó con claridad, esta semana. Rayados también impuso su calidad y potencia, además de la participación relampagueante de Ake Loba.

Otra solución, estimo la más efectiva, es mantener el balón en el terreno de los rivales del minuto 85 en adelante y para eso requiere de uno o dos acarreadores de balón, fregones, función que puede ejecutar el joven Leo Fernández que ha demostrado habilidad para conducir el esférico y el disparo de media distancia.

Luego, la clave es el “acarreo” del balón a la meta enemigo, no dejar salir al enemigo de su cancha, meterle presión y, en caso de emergencia, los defensores deben comportarse como perros de presa, capaces de desarmar las ofensivas del rival en caso de contragolpes.