mié. Dic 18th, 2024


Por Salvador Hernández LANDEROS

Nuevo León está enfermo y no propiamente por el Covid-19. Su agravada salud es en lo social y se ha deteriorado en los últimos 30 años.

Un simple diagnostico arroja que entre sus múltiples padecimientos están los económicos, los educativos, formativos y, principalmente, los políticos.

El más difícil de tratar es muy similar a un cáncer. Es la corrupción endémica que ha permeado en todos los sectores sociales, oficiales y privados.

El Estado de Nuevo León requiere de un médico, conste, no de un doctor. Un médico que brinde confianza al ciudadano como si fuera su paciente.

Por el Gobierno del Estado y las administraciones municipales ya han pasado ingenieros, economistas, abogados, con licenciaturas y doctorados.

De la década de los 90as a la fecha, NL se ha desarrollado en infraestructura, pero a un costo muy alto, por la deuda que han creado sus gobernantes.

Desde Rizzo, “El Benjas”, Canales, Fernando Elizondo, “Nati”, Rodrigo Medina y “El Bronco”, la deuda pública se incrementó a miles de millones.

El Covid-19 es el padecimiento “de moda”. Sin vacuna al corto plazo y crisis en el manejo de la misma, va a requerir de más profesionales de la medicina.

Más que un economista, un abogado o un ingeniero, lo que Nuevo León requiere es un médico. Y que quede claro, sin referencia a Manuel de la O Cavazos.

Si de él se tratara, sería más de lo mismo con la administración actual, un gobierno en el que ha imperado la corrupción y, lo peor, la improductividad.

Nuevo León, desde el doctor Ignacio Morones Prieto, no ha vuelto a tener un médico como Gobernador. ¿Acaso no hay uno con prestigio? 

chavalolanderos@yahoo.com.mx

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