Por el Padre José Manuel Guerrero Noyola

Amigos, desde niño mi Mama me enseñó a respetar lo que le pertenece a Dios y lo que nos pertenece a todos.

Tal vez por eso, me parece inadecuada la utilización de la imagen de la Guadalupana en acciones como estas; porque ella le pertenece a Dios y también nos pertenece a todos los que profesamos la fe católica; incluso pertenece también a los que sin profesar nuestra fe se identifican con su mensaje fraterno, incluyente y liberador.

Podemos aprender mucho de María. Ella sabe discernir los signos de los tiempos y sabe descubrir a Dios en medio de lo cotidiano.
Ella es esperanza para todos los creyentes y no se le debe reducir a la utilización infame de unos cuantos.

Ella es la que espera creyendo, y la que después de contemplar el misterio, guarda las cosas en su corazón.

Ella nos une como nación y nos conduce siempre hacia Jesús y hacia los valores del Reino.

Ella es bandera que indica el camino de la reconciliación, y no se le debe dejar abandonada, en cualquier calle de la ciudad, recargada en cualquier casa de campaña, como si ya no fuera útil porque la protesta ya ha terminado, y solo ha quedado la simulación de algunos que se han atrevido a usar su bendita imagen.

Soy el Padre Guerrero y esta es mi humilde opinión.