mié. Dic 18th, 2024

Arnulfo Vigíl

Si las aguas políticas de Nuevo León estaban agitadas antes de, ahora que se ha dado la voz de arranque al próximo proceso electoral, con mayor razón se han encrespado. Olas y mareas. Y todos al agua, incluso aquellos que no saben nadar, es decir, aquellos que no buscan conculcar la democracia, hacer el bien a la ciudadanía, trabajar por el avance del estado y del país, sino simple y llanamente llenarse los bolsillos (o las cuentas) de dinero público, aunque ya lo tengan. 

    Las fechas han sido delimitadas por la Comisión Estatal Electoral, institución que a la vez ha suscrito nuevas reglas y condiciones. Dos de ellas de veras importantes, tanto que han sido cuestionadas por los partidos políticos: una, que haya candidatas en el 50 por ciento de las alcaldías del estado (Y no cualquier municipio sino los importantes del Area Metropolitana de Monterrey, lo cual obligará a cambios y a corajes de quienes ya se hacían como candidatos a ciertas alcaldías) para cumplir con la equidad de género; dos, que haya candidatos a los puestos de elección popular y en las planillas de los candidatos a las alcaldías de personas pertenecientes a las comunidades indígenas. Las dos en calidad de obligatorio. Sólo faltó la inclusión de personas pertenecientes a la comunidad LGBTT. Al parecer no presentaron iniciativas al respecto. 

    Y todo esto en medio de una situación nunca antes vista: la pandemia del coronavirus. Sin duda alguna esta contingencia afectará el proceso electoral. Primero porque la gente está muy dolida por la situación de desempleo, de pérdidas de fuente de trabajo, de escuelas suspendidas; por no haber podido velar como dios manda a un familiar abatido por el Covid-19, porque no tiene dinero, porque está harta de escuchar negativas del gobierno, porque se endeudaron para salir adelante. Eso lleva al abstencionismo, que puede ser el sello característico de este proceso electoral. Y si algún candidato gana con escaso margen, no tendrá legitimidad. Se apelará a procedimientos legales y legaloides y entonces el rechazo crecerá.   

    Mientras la CEE insta a la ciudadanía a votar con las precauciones debidas, voces del gobierno parecen decir lo contrario al señalar que es más importante la salud que ir a votar. Contradicción de instancias: desconcierto de los ciudadanos. Pero este es el sello del proceso electoral que empezó el día 7 de octubre. 

En este sentido, la misma CEE ha definido que muchos de los procedimientos, registros y demás se harán de forma virtual. Así, la recepción de escrito de intención a aspirantes independientes será del 8 de octubre al 6 de noviembre, el registro de coaliciones entre partidos es hasta el 20 de octubre como fecha máxima. Por eso los partidos andan hechos la mocha negociando entre sí: el PAN puede ir con Movimiento Ciudadano; el PRI ya está amarrado con Nueva Alianza y el Verde Ecologista. Las precampañas se llevarán a cabo del 20 de noviembre al 8 de enero. Y las campañas formales del 5 de marzo al 2 de junio. Para desembocar en el día de la elección el 6 de junio

    El gobernador del estado, Jaime Rodríguez Calderón, afirma, con la mano en el pecho, que no intervendrá en el proceso eleccionario, que como él no proviene de partido, no apoyará a partido alguno, y tampoco a algún candidato independiente. Pero se va a quedar con el gabinete mocho. De hecho ya le renunció el primero: César Valdez que aspira de nuevo a la alcaldía de García por la vía independiente. 

    Y desde ya las gavillas de soflameros, gallofos, gaznápiros, maguacateros, pegamoides, diletantes, vaquetones, frusleros, plasmódicos, y una que otra alma bien intencionada, andan encuerdadas para aventarse al agua. A nadar en el siempre agitado mar de la política, sálvese quien pueda. Agárrense de cualquier pedazo de mástil para llegar salvos y sanos a la orilla, o para de perdido no morir ahogado con los restos del naufragio. 

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