mié. Dic 18th, 2024

Arnulfo Vigil

La conformación de las principales fuerzas políticas de Nuevo León, si se da, puede convertirse en un verdadero frente que saldrá victorioso en la batalla del 2021, pues cuenta con los elementos necesarios para dar la pelea: generales, brigadistas, experiencia territorial, pertrecho, posiciones. 

    Hay disposiciones de los partidos mayoritarios por tradición a hacer equipo para enfrentar los designios centralistas que restan impulso al siempre pujante ritmo de progreso de Nuevo León. De hecho, ambos partidos, el PRI y el PAN no son tan rivales, como se quiere hacer aparecer, puesto que ambos privilegian a Nuevo León como punta de lanza a nivel nacional del bienestar económico, de la alternancia en el gobierno y de la defensa de los intereses de los ciudadanos ante imposiciones unilaterales. 

    El PAN no tiene candidato a la gubernatura, ni militante ni ciudadano, y el PRI tiene tres candidatos: Adrián de la Garza, Ildefonso Guajardo, César Garza Villarreal. Si se da la negociación el candidato a la gubernatura necesariamente tendrá que ser del PRI. Del PRD, con el cual se alió el PAN, ni hablar. Al PAN le interesa conservar los municipios que gobierna (San Nicolás, Santa Catarina, Cadereyta) y recuperar Monterrey, San Pedro y Guadalupe. Y esto puede ser el punto central de la negociación de pretensa alianza. 

    Si no se da la alianza, ni el PRI ni el PAN ganarán. No porque Morena tenga mucho peso o un gran trabajo territorial o una sólida estructura electoral (ni siquiera realiza gestorías a favor de los ciudadanos) sino porque el voto se dividirá con otros partidos emergentes, además de que el abstencionismo (a causa de la pandemia) alejará a los electores de las urnas. 

    Ahora bien, si el PRI tiene tres candidatos a la gubernatura, quién de ellos será. Uno de los puntos contrales de la alianza es que no sea Adrián de la Garza por haberse robado la elección en Monterrey. Incluso de la Garza expresó que se retira de la contienda con tal de que se dé la alianza. Ildefonso Guajardo tiene experiencia en los números y en las referencias macro pero no en la calle. No ha hecho campaña: si fue diputado local no fue por haber ganado con votos.

    Entonces queda César Garza Villarreal, actual presidente municipal de Apodaca. César en pocas palabras reúne todos los requisitos necesarios para salir airoso en una justa que se antoja trascendental. Ha sido alcalde tres veces, ha recorrido miles de hectáreas en sus campañas directas con los ciudadanos, tiene experiencia administrativa porque fue Director de la Agencia Estatal del Transporte, tiene experiencia partidista porque fue dirigente del PRI. La vocación democrática de César lo ha llevado a tender lazos estrechos con dirigentes de otros partidos, con organizaciones sindicales, con intelectuales y artistas, con deportistas, con empresarios, con inversionistas. De hecho, la clase empresarial lo mira con buenos ojos. César no resuelve por la fuerza sino por medio de la conciliación, que es lo que se requiere ahora en estos tiempos aciagos.     

    Esos y otros atributos se requieren para que Nuevo León siga siempre adelante. César sería una vacuna contra las ocurrencias e improvisaciones del actual gobierno que se ha basado en hacer chistes y gracejos. Y contra el gobierno caudillista. César puede mantener el rumbo claro, firme y siempre ascendente de Nuevo León. La divisa de César es ser amigo de todos los nuevoleoneses. 

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